Pánico en el fútbol italiano
El asunto de las «quinielas clandestinas» de fútbol por las supuestas implicaciones de jugadores internacionales, está creando pánico en el mundo del deporte nacional y sorpresa, polémica e indignación en los aficionados. Estos, cada mañana se despiertan con el terror de que la magistratura acabe poniendo las esposas a su jugador preferido. En los cafés, en las oficinas, en los autobuses se habla más de este escándalo que de los cientos de millones tragados por banqueros y políticos: «A éstos estábamos ya acostumbrados», decía a EL PAIS ayer un grupo de hinchas del equipo Lazio, uno de los más acusados de haber recibido dinero sucio, «pero lo que nunca podíamos imaginar es que también los jugadores pudieran mancharse de este modo.»Lo cierto es que algo y serio debe haber sucedido ya que la magistratura ha bloqueado ayer, con una decisión que llegó como una bomba, la encuesta autónoma y paralela que estaba realizando la Federación Nacional. El magistrado De Biasi, que era el encargado de esta encuesta, no ha querido hacer declaraciones, mientras el presidente de la Federación, Artemio Franchi, afirmó en una declaración oficial: «Frente a la magistratura nuestra actitud es, sobre todo, la del ciudadano que debe observar la ley. »
De hecho, la Federación Nacional estaba dispuesta a poner con urgencia las cartas sobre la mesa, para que pudieran quedarse tranquilos los jugadores inocentes. Y esto porque se está creando una auténtica psicosis de pánico. Este baile de acusaciones, confesiones, indiscreciones y hasta de listas de acusados que están ya apareciendo en las primeras páginas de los periódicos teme la Federación que pueda dañar gravemente a todo el fútbol nacional.
Enzo Bearzot, seleccionador nacional, tiembla ante la idea de que algunos de los seleccionados para los importantes encuentros de junio puedan acabar aquellos días en la cárcel.
Un ejemplo sintomático podrá explicar mejor que, ninguna otra cosa el clima que vive hoy la selección nacional: cuando el jueves estaba concentrada en Cernobio para preparar el encuentro de ayer con Uruguay, estalló el pánico al entrar dos carabineros en el hotel donde estaban hospedados los jugadores; en realidad los agentes sólo deseaban pedirles un autógrafo.
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