Tres millones de votantes en Massachusetts, patria de los Kennedy
Tres millones de personas participarán hoy en las elecciones primarias del Estado norteamericano de Massachusetts. La cita electoral de este aburguesado Estado norteamericano tiene este año una especial significación por la presencia, en el campo demócrata de la campaña, del senador Edward Kennedy y por la oportunidad de que el líder conservador republicano Ronald Reagan confirme en su campo el liderazgo que conquistó hace diez días en las elecciones primarias de New Hampshire.Kennedy está en su terreno, en su Estado. Aquí, en Massachusetts, la familia Kennedy, el clan aristocrático más famoso de Estados Unidos, tiene su cuartel general. Ted Kennedy es senador por este mismo Estado, y en esta tierra arrancó la victoriosa campaña electoral del ex presidente John F. Kennedy. En principio todo está a favor del senador demócrata para que consiga un triunfo neto frente a su primer contrincante en el lado demócrata, el presidente Jimmy Carter. Aunque no son pocas las personas de medios influyentes de Boston que consideran que Kennedy puede acabar aquí su campaña si no consigue una distancia notable del presidente.
En la mañana de ayer, el senador visitó un centro de ayuda a niños minusválidos (la familia Kennedy siempre colaboró con este tipo de organizaciones, entre otras cosas, porque una hermana del senador es retrasada mental) en el barrio donde nació su madre, Dorchester. Allí, a la puerta, un piquete anti-Kennedy esperaba al candidato con pancartas de «Stop, Kennedy», gritando fuertemente al paso del senador. En el interior del edificio, Kennedy fue ampliamente aplaudido, repartió los consabidos apretones de manos y se dirigió en tres ocasiones a las personas que le esperaban en el hall, a los niños enfermos y luego a los ancianos. Todas sus palabras fueron alentadoras para este particular público con el que Kennedy consigue atraer a los informadores y sobre todo a las cámaras de televisión, porque en este país no hay grandes mítines, ni propaganda en la calle, ni carteles. Tan sólo unas pequeñas chapas y la dura batalla televisiva.
No daba ayer la impresión de que Kennedy apareciera como seguro vencedor. Tiene aspecto de cansado y no habla con el ímpetu de otros candidatos.
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