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Escaso eco de la huelga general en Vitoria

Unos 4.000 trabajadores pertenecientes a una veintena de centros de trabajo industriales secundaron ayer el llamamiento a la huelga general en Vitoria, realizado por los partidos extraparlamentarios y las centrales LAB, SU y CNT, con motivo del aniversario de los luctuosos sucesos de 1976. A esta cifra habría que sumar otra situada entre los 3.500 y los 4.000, que forman parte de la plantilla de Michelín, y que ayer iniciaron una nueva semana de huelga por dificultades en la negociación a nivel de fábrica. El comité y la asamblea de esta factoría manifestaron ayer que su paro también obedecía a la solidaridad con la jornada de ayer.Unos 5.000 trabajadores acudieron a un funeral, que tuvo lugar a las once de la mañana, en la catedral nueva, oficiado por diez sacerdotes. En la homilía, uno de ellos dijo que la lucha en la que tuvieron lugar los hechos de 1976 continúa, «por una vida más justa». A continuación se formó una manifestación en cuyo transcurso surgieron ciertas diferencias entre los sindicatos con mayor afiliación, UGT y CC OO y ELA, que no habían llamado al paro general, y los sindicatos convocantes de éste. Al final, el lugar de cabeza fue ocupado por una pancarta de Michelín. La marcha finalizó ante la iglesia de San Francisco de Asís, en cuyo desalojo se produjeron las cinco víctimas de 1976. Dos jóvenes se encaramaron al tejado del templo colocando una pequeña pancarta en la que se leía: «El pueblo no perdona. » Este acto fue respondido con gritos de «Policía, asesina». Los manifestantes se disolvieron sin que se pronunciara ningún discurso, tras ser cantada la Internacional y el Eusko Gudariak Gera. La vigilancia de la policía fue intensa en toda la ciudad.

El gobernador civil de la provincial, Ezequiel Jaquete, ha propuesto al Ministerio del Interior la imposición de una multa de dos millones de pesetas a los convocantes de la manifestación, las centrales CC OO, UGT y ELA-STV. Las causas son los insultos proferidos contra la policía y Gobierno al paso de la marcha frente al edificio del Gobierno Civil, el cambio de itinerario sobre el previsto y la ausencia del servicio de orden que se había comprometido a formar.

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