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GALICIA

Sacerdote obligado a celebrar un funeral por un suicida

Los asistentes al entierro de José Fernández Piñeiro, en Cangas de Morrazo (Pontevedra), obligaron al conductor del furgón fúnebre y al párroco a dirigirse a la iglesia parroquial de Cangas para celebrar allí un funeral de cuerpo presente. La gente, entre gritos de «No es un perro, es un cristiano», se negó a que el cadáver fuese conducido directamente al cementerio.

Los incidentes se produjeron cuando los acompañantes comprobaron que el furgón tomaba el camino del cementerio y dejaba atrás la iglesia donde estaba previsto un funeral, por lo que forzaron al coche a dar marcha atrás y dirigirse a la iglesia.

José Fernández Piñeiro se había suicidado, y el vecindario mantuvo firme su convicción de que la determinación de poner fin a su vida le había llegado a aquél en un momento de enajenación mental provocada a raíz de la muerte de su esposa.

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