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Calurosa despedida al antiguo jefe de la división acorazada Brunete

El miércoles, sobre las doce de la mañana, y en el hogar del soldado del acuartelamiento del regimiento Saboya en Leganés, se celebró un acto de despedida al que hasta ahora ha sido jefe de la división acorazada Brunete número 1, general Luis Torres Rojas. El acto, de idénticas características a los que se han celebrado con ocasión de anteriores relevos, tuvo carácter estrictamente castrense. Hoy, viernes, tomará posesión el nuevo jefe, general José Juste Fernández.De acuerdo con la información facilitada por alguno de los asistentes al acto, se congregaron en el hogar del soldado entre cuatrocientas y quinientas personas, suboficiales, oficiales y jefes, además del general Vallespín, que ejerce el mando interino de la división y de algunos mandos de la Legión, vecinos del acuartelamiento en Leganés.

El general Torres Rojas fue recibido con una gran ovación y, tras unas palabras de ofrecimiento de la despedida por parte del general Vallespin, el general Torres Rojas, que llevaba preparadas unas notas escritas, pronunció una breve alocución, en la que hizo mención a la amargura que le causaba dejar la división, especialmente por lo que hace a su familia. El general rechazó expresamente que su relevo tuviese relación con cualquier maniobra conspiratoria y aseguró textualmente que «desprecio a los difamadores hasta la muerte».

Hizo hincapié -según las mismas fuentes-, en las ideas de disciplina y subordinación al mando y se autocalificó como «un militar subordinado», para exhortar después a todos a que prestasen al nuevo jefe de la división el mismo apoyo que le han prestado a él. Dio vivas a la división, al Rey y «especialmente», dijo, a España.

El general Vallespín le entregó como recuerdo una gran bandeja de plata. Las firmas de todos -vino a decirle- no ha habido tiempo de grabarlas y están en el corazón. Después, cada-jefe de unidad le entregó una metopa, es decir, el escudo de la unidad, sobre un soporte de madera.

Las mismas fuentes aseguraron a EL PAIS que, tras la recepción de los obsequios y al saludar al general Torres Rojas de forma personal a todos los asistentes al acto, se puso de manifiesto el gran afecto que los mandos de la división sentían por su antiguo jefe. Asimismo destacaron que, al hacer las colectas para adquirir los obsequios, « hasta los más recalcitrantes y con fama de tacaños» fueron generosos.

En cuanto al acto de despedida, se sabe que, en principio, se intentó organizar una comida, pero, posiblemente el mando juzgó que con ello se rompía lo que es habitual en cualquier despedida al jefe de una unidad.

Hoy, viernes, tendrá lugar en el cuartel general de la división acorazada un acto de características muy similares, con motivo de la toma de posesióndel nuevo jefe de la acorazada, general José Juste Fernández.

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