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Francia descarta, por ahora, la ruptura con Libia

La separación franco-libia, de momento al menos no debiera desembocar en divorcio como consecuencia del saqueo, hace tres días, de su embajada en Trípoli y del consulado de Bengazhi. Así se interpreta el retorno a París del personal diplomático francés. «Pero la ruptura sería instantánea si el coronel Gadaffi repitiera una operación semejante a la del comando que atacó a la ciudad tunecina de Gafsa la semana última», se afirma en círculos políticos giscardianos.

Lo raro sería que el coronel, «por arte de no se sabe qué magia, renunciara a lo que constituye el eje de su política: la desestabilización de todos los regímenes del Sahara para realizar sus sueños de unidad árabe», replican portavoces de la componente gaullista de mayoría gubernamental, partidaria de más firmeza aún para mantener la política francesa en esta región africana, consistente en garantizar y reforzar la estabilidad de los Estados actuales. Estados Unidos, por su parte, calificó de «deplorable» la actuación libia, y ayer, el Departamento de Estado le recordó a París que, a pesar de todas sus promesas, las autoridades libias no han indemnizado en ninguna medida los destrozos de su embajada.París, sin embargo, espera que lo irremediable también sea superado en esta ocasión y mantiene con Trípoli su cooperación militar y civil. En Libia viven actualmente 1.800 franceses, de los que el 80% trabajan para sociedades privadas galas, y un 10% trabajan en la cooperación civil y militar. A lo largo de los años setenta, Francia le vendió a Libia 150 aviones Mirage, diez patrulleros lanzamisiles y helicópteros. El año pasado, Francia sólo le compró a Libia el 3,4% de sus importaciones petrolíferas.

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