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Bonn y París buscan una estrategia europea ante la crisis de Asia central

Las circunstancias que caracterizan la visita del canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, a París, otorgan ya a este viaje un carácter especial: a sólo veinticuatro días de su anterior encuentro con el presidente francés, Giscard d'Estaing. Schmidt reaparece en el Elíseo acompañado por diez ministros de su Gabinete y un amplio equipo de expertos.En Bonn -desde donde informa Julio Sierra- se dice que al final de este encuentro habrá una declaración de gran trascendencia y no el habitual comunicado conjunto. Durante la jornada de ayer se reafirmó la impresión de que Francia y la RFA seguramente no llegarán a una postura común sobre el boicot olímpico, pero sí sobre otros temas de mayor trascendencia. Lo han dado a entender indirectamente dos ministros clave en este viaje -los de Asuntos Exteriores y Defensa- al aludir el primero, Hans Dietrich Genscher. a la necesidad de aglutinar a Occidente en torno a un plan de cinco puntos concretos. relacionados todos ellos con la crisis de Afganistán. Y al sugerir el segundo. Hans Apel, la posibilidad de que la RFA ponga en juego, en las actuales circunstancias, su propia flota.

Un plan de modernización del arsenal alemán «hará posible que la RFA cuente dentro de unos años con uno de los ejércitos más modernos del mundo», según Apel. Sorprendentemente, París tiene ahora en sus manos una buena parte de los resortes que podrían activar el papel interpretado hasta ahora por la RFA con su política de apertura al Este y, consecuentemente. podría ayudar a Bonn a recuperar este protagonismo. Mientras Willy Brandt declaraba que la RFA es «el país más perjudicado en Europa por la crisis de Afganistán», el ministro francés de Comercio Exterior firmaba en Berlín oriental un amplio plan quinquenal de cooperación económica entre Francia y la RDA.

En la RFA, los políticos de los partidos parlamentarios estrechan filas, e incluso el candidato conservador a la cancillería, Franz Josef Strauss, ha dicho que su partido estaría dispuesto a una renuncia definitiva o temporal al plan de reducción de impuestos, gran anzuelo electoralista, si el Gobierno dedicase los 15.600 millones de marcos previstos en este plan a mejorar los actuales efectivos militares del país.

¿"Misión europea" en Oriente Próximo?

Esta operación, según Strauss. debe orientarse a la posibilidad «de que los aliados europeos occidentales tengan que cumplir alguna misión en Oriente Próximo». Para el ministro de Defensa, Apel, la propuesta democristiana es falaz y puede fomentar un alarmismo pernicioso. Pero al tiempo el propio ministro ha aludido a la posibilidad de incrementar en un futuro próximo las unidades navales alemanas e incluso su destino a aquellos puntos del Atlántico que quizá tengan que abandonar temporalmente los norteamericanos para acudir justamente allí donde Strauss ve ya las tropas de la OTAN.

El canciller Schmidt, en unas cuidadas declaraciones a la televisión federal, dejó entrever anoche que es posible un papel mediador del eje París-Bonn entre Moscú y Washington, aunque envolvió esta posibilidad en un ropaje de estudiada modestia. El canciller insistió en que mantendrá por encima de todo su disponibilidad a entrevistarse con Leónidas Brejnev y con Erich Honecker, «aunque la entrevista sea aplazada cuatro veces».

El experto soviético en cuestiones alemanas y ex embajador en Bonn. Valentín Falin, dejó sin respuesta una pregunta de la agencia DE)P sobre si Moscú sigue interesado en este encuentro, lo cual se ha interpretado en Bonn como un buen indicio. Esta política de mano tendida, que trata de representar el canciller, se complementa con la nueva doctrina de la «distensión en ambas direcciones» (concesiones y exigencias por ambas partes), compatible. según el ministro de Defensa, con que, «llegado el caso. la RFA estaría dispuesta a integrarse en una nueva espiral armamentista».

Cinco objetivos

Para el ministro de Exteriores, Genscher, los objetivos concretos que debe perseguir Europa en las actuales circunstancias, son cinco. susceptibles de respaldo por Francia: retirada de los soviéticos de Afganistán, estabilización de Oriente Próximo, asistencia al Tercer Mundo para que pueda conservar su autonomía frente a las grandes potencias, mejora de las posibilidades defensivas de la alianza occidental, asistencia a Turquía y puesta en juego de todos los resortes políticos y diplomáticos para la superación de la crisis, por ejemplo preparando más adecuadamente la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Madrid.

El encuentro de París se valora en la capital francesa como el más importante de los últimos años, informa Feliciano Fidalgo, y fue precedido ayer, y aún lo será esta mañana, por conversaciones «privadas» entre el ministro francés de Exteriores, Jean François Poncet, y el secretario del Foreigri Office, lord Carrington.

Hasta la fecha, las reacciones de Bonn y París ante la crisis han seguido un Itinerario similar. El final de la cumbre, se especula en París, ¿alumbrará o no un «manifiesto», una concordancia rotunda para condenar a la URSS, intentando salvar la detente, para reiterar la fidelidad «no incondicional» a EEUU y, en consecuencia, para decidir acciones comunes en la práctica?

Una respuesta positiva a esta pregunta querría decir, para los franceses, que Alemania Federal ha vencido sus últimos «prejuicios» respecto a Washington y, en consecuencia, que se alista a la diplomacia francesa. Que en la crisis presente se perfila más que nunca como un intento real de «no alineamiento».

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