Severas críticas al funcionamiento del Parlamento italiano
Nilde Jotti, comunista, presidenta de la Cámara de Diputados, viuda de Togliatti, ha lanzado un grito de alarma: «Están matando el Parlamento.» La presidenta, mujer de gran coraje y que despierta la estima y simpatía de todos los partidos, ha denunciado dos cánceres que aquejan al Parlamento italiano: el obstruccionismo y el absentismo, produciendo «la ingobernabilidad de la gran asamblea». Nilde Jotti, en una entrevista al diario Repubblica, afirma que el hecho de denunciar públicamente ella misma esta situación «supone ya un hecho excepcional, pero también un deber que considero imperativo ante la gravedad de la situación». Y añadió: «No me quedaré parada. Esta acción que lleva a la disgregación de las asambleas representativas del país, que mina las bases mismas de la democracia, nos obliga a movernos.»¿Qué está pasando en el Parlamento italiano? Por una parte, los radicales, que con el aumento a catorce diputados han obtenido una fuerza mucho mayor, y pueden hoy, según los reglamentos, paralizar literalmente el Parlamento con el arma del «obstruccionismo », lo que están haciendo en muchas ocasiones. Por otra parte, les da una buena ocasión el hecho «bochornoso», como lo califica Nilde Jotti, del «absentismo». Los radicales, cada vez que no existe quorum (lo cual está a la orden del día), impiden las votaciones. Se afirma que no es que los diputados no trabajen o se vayan al cine, como habían insinuado no pocos. Lo que ocurre es que trabajan en las comisiones más que en las reuniones plenarias. Lo afirma la misma Jotti cuando dice: « La mayor parte de la responsabilidad no es de los parlamentarios. La causa está en una relación alterada respecto a la Constitución, entre Gobierno y Parlamento.» Según la presidenta comunista, «la Cámara de Diputados, privada de su autonomía y de su centralidad, se ha convertido en el notario del Gobierno haciéndole ingobernable». La acusación es muy grave, sobre todo porque viene de la presidenta misma. Nilde Jotti es consciente y prueba su denuncia con estas palabras: «La Constitución establece, por ejemplo, que en casos muy urgentes se puede recurrir a decretos-leyes. Pero aquí los decretos se están convirtiendo en la norma. Desde julio pasado a hoy, el Gobierno ha presentado 61 decretos-leyes que deben ser aprobados en el espacio de sesenta días. No se podría llevar a cabo ni aun trabajando sólo en su estudio día y noche. Sólo del primero de año a hoy el Gobierno ha presentado dieciséis decretos-leyes, casi uno al día. Esto impide que el Parlamento pueda cumplir con su deber constitucional de legislar, y se ve constreñido a dejar arrinconadas reformas importantes como la de la policía o de las jubilaciones, que espera con ansia la opinión pública.»
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