Animales humanos
El hombre se muestra más torpe y cruel que los irracionales cuando éstos matan para comer. mientras que él caza por el simple deseo de matar y, en vez de evitar su sufrimiento mediante proyectiles anestésicos, no le importa dejar a sus inocentes víctimas malheridas. A esto le llama «el noble ejercicio de la caza». Al toro cazado lo sueltan en la plaza para volverlo a cazar torturándole. El público aplaude cuando el picador rinde al toro, hundiendo la puya en su carne, y también celebra que el picador sea vencido y derribado, porque sólo le importa el simple triunfo de la fuerza bruta.Disputándose a una hembra, los animales miden su fortaleza con el fin de seleccionar la especie, evitando herirse con sus cuernos. Los carneros cuidan que sus tremendos topetazos no destruyan el hocico de su rival, mientras que el hombre, luchando con su semejante o con los animales. propina golpes mortales y traicioneros.
El público se divierte mientras al toro se le engaña y se le hace sufrir rodeado de enemigos. El hombre dice: «A mí no me torea nadie», cuando quieren burlarse de él.
¿Qué derecho tenemos para torturar a un animal irresponsable que no nos causó ningún mal?
En estas páginas, Jiménez Pascual señala que famosos intelectuales y artistas, aplicando sus dotes al tema taurino, «han producido un aumento de nuestro desarrollo cultural». La estocada de la tarde es una magnífica escultura. Pero ese toro angustiado, atravesado por la espada asesina y traicionera, es una demostración de barbarie, no de perfecta entrada a matar, que era el propósito del artista. Una prueba de cultura sería la de librar a este inocente minusválido de la injusticia y las inclemencias de las que le hizo víctima la naturaleza.
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