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La evolución de la crisis afgana

El "frente de firmeza" árabe respalda implícitamente a Moscú

La reunión de ministros de Asuntos Exteriores del «frente de la firmeza» celebrada en Damasco ha propuesto el aplazamiento de la conferencia islámica sobre la crisis afgana. que debía celebrarse en Islamabad el día 26 de enero, de manera a no hacerla coincidir con la fecha en que deben normalizarse las relaciones diplomáticas entre Tel Aviv y El Cairo. En ese día se prevé una ola de manifestaciones en los países árabes, para expresar su oposición al tratado de paz egipcio-israelí.Los ministros de Asuntos Exteriores de Argelia, Siria, Libia y Yemen del Sur y el jefe del departamento político de la OLP señalan que debe respetarse la voluntad de Afganistán de defender su integridad territorial y su no-alineamiento, y al propio tiempo aseguran que no se dejarán implicar en el «complot» tendiente, según ellos, a deteriorar las relaciones de «amistad y cooperación» con la URSS.

El contenido de esas declaraciones no constituye una sorpresa, en la medida en que la crisis afgana ha revelado que los cuatro países del «frente de la firmeza», forman el núcleo más abiertamente prosoviético del mundo árabe. Prueba de ello ha sido la reciente votación en las Naciones Unidas de la resolución que condenaba la intervención soviética en Afganistán. Yemen del Sur votó en contra, Siria y Argelia se abstuvieron y Libia prefirió no estar presente durante la votación.

El «frente de la firmeza», que se había asignado en sus cumbres de Argel y Damasco el ampliar su marco a los países moderados del mundo árabe -quienes no detestan menos que ellos el tratado firmado por Sadat-, en la práctica tiende a aislarse y a convertirse en un organismo anquilosado que se nutre de buenas intenciones. Cumbre tras cumbre, reunión tras reunión, se proclama su voluntad de reforzar el frente, afirmar su papel y promover sus instituciones en interés del mundo árabe; pero estas palabras no se han traducido en hechos concretos.

El comunicado ministerial incluso pasa en silencio el conflico libio-palestino y, si bien se refiere en su rechazo a las tentativas de instalar bases militares extranjeras en el mundo árabe, se mencionan tan sólo las que podría solicitar Washington a Omán y Egipto, aunque este último país ya ha desmentido su intención de otorgarlas.

Los cuatro países revelan de antemano cuál será su actitud en el caso en que la conferencia islámica se reúna en Arabia Saudí próximamente para estudiar el tema afgano. Sin mencionar al mismo, entienden destacar que la conferencia. creada para defender la villa santa de El Gods (Jerusalén) no puede permitirse a las «fuerzas colonialistas» el explotarla para «otros objetivos».

Los observadores diplomáticos en Argel se interrogan sobre el aventurado papel de abanderados de la posición soviética en Afganistán que se han atribuido los países miembros del «frente de la firmeza», al suscribir un documento en el que se hace abstracción total del embarazo que causan los acontecimientos afganos en el mundo islámico.

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