Sólo las eléctricas presentaron novedades
Tres han sido las circunstancias que han determinado el comportamiento del mercado la semana que hoy termina.Por una parte, el progresivo incremento de las órdenes vendedoras de valores bancarios, para los que en ningún momento existieron contrapartidas compradoras suficientes.
Por otra, las declaraciones de los ministros responsables de la economía del país referidas a un reajuste de las tarifas eléctricas, para absorber el incremento en los costes de los derivados del petróleo, que movían a algunos especialistas a posicionarse en estos valores generando una corriente compradora, que se traducía en incrementos en sus precios.
Y, en tercer lugar, alguno de los valores más significados de los integrados en el «coro», esto es, los que no están ni entre las eléctricas ni entre los bancos, que protagonizaron sorprendentes reacciones. Y que contribuyeron a prestar un aspecto animado al mercado, sobre todo de puertas afuera.
La realidad es que la única variación notable fue el cambio de signo que experimentaron las órdenes para las eléctricas a lo largo del ciclo. Si durante la semana anterior estos valores se habían mostrado incapaces de recuperar los importes de sus dividendos, en esta ocasión, y sobre todo tras las citadas declaraciones de Abril Martorell y Carlos Bustelo, empezaron a recibir un flujo de compras que se generaba en las inmediaciones de la barandilla y que, en principio, resultaban suficientes para producir mejoras en sus precios. Como quiera que la oferta permanecía inactiva hasta el último día de la tanda, la trayectoria positiva se mantuvo. El viernes, algunos de los inversores más nerviosos pensaron que había llegado el momento de hacer buena la máxima bursátil que se refiere a que el último duro que lo gane otro, y comenzaron a poner el papel tomado pocos días antes a la venta. Como el dinero de días anteriores tenía este mismo origen, al cambiar la tendencia desapareció, y comenzaron a tener problemas los vendedores para hallar contrapartidas. Así, el cierre semanal del grupo quedaba desasistido y con mayoría de ventas.
Entre los bancos, que en general observaron trayectorias negativas, se dieron dos casos singulares. Por una parte, el Santander acusaba las plusvalías de cincuenta puntos que había generado el mes anterior y a diario era presionado por una oferta que casi siempre superó los 100.000 títulos. Por otro, el Popular, con su peculiar política dentro del grupo de respetar en lo posible la realidad del mercado cedió posiciones los dos primeros días, el jueves repitió, para en la última reunión mejorar cinco puntos, al no tener prácticamente órdenes vendedoras.
Los demás, como antes apuntábamos, en general no tenían mucho que decir. Sólo comportamientos aislados, como los de CAMPSA, Galerías o Explosivos y Petróleos, en la sesión de cierre, daban un aire de supuesta animación al mercado.
En resumen, nueva semana con poco negocio, donde lo más interesante ha sido su cierre, sobre todo por la incertidumbre que ha dejado planteada por el rumbo que tomará el mercado el próximo ciclo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.