La dimisión de Carlos Güell agrava el contencioso del puerto de Barcelona
Carlos Güel de Sentmenat dimitió de sus cargos de delegado especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca y de presidente del consejo de administración del puerto de Barcelona. Ambas dimisiones tienen un doble motivo: por un lado, la divulgación de la operación financiera destinada a superar, con los menores escándalos posibles, las anomalías descubiertas, que están en la base de un endeudamiento de 9.000 millones de pesetas; por otro lado, la no integración del pequeño grupo centrista en el que milita Carlos Güell en el nuevo partido centrista catalán, integrado en la UCD estatal.
Con estas dimisiones, lo que era ya el mayor escándalo financiero de la España democrática adquiere unas dimensiones mucho mayores. Queda claro que la operación ideada por Güell, el Ministerio de Hacienda y el Ayuntamiento de Barcelona quedará desechada. Consistía en que el puerto de Barcelona pagará unos 8.000 millones de pesetas por 120 hectáreas, que le cedería el consorcio. El precio de estas hectáreas, según el convenio de 1965 firmado por ambas entidades, tendría que ser de sólo seiscientos millones.El anterior presidente del puerto barcelonés, Ramón Guardans, se negó totalmente a tomar parte en esta operación, por considerar que el precio era lesivo para el puerto (pese a que la mencionada cantidad le vendría directamente del Ministerio de Obras Públicas). La sustitución de Guardans se hizo de la forma más impensable: nombrando a Güell, que ya era delegado especial del Estado en el consorcio, presidente del puerto.
La dificultad para encontrar un sustituto de Güell será muy notable, mientras que parece aún más difícil la sorprendente acumulación de cargos que había aceptado Güell.
Por otro lado, se espera que pronto el fiscal general del Estado inicie acciones formales contra personas concretas. Sobre este particular ha sido imposible obtener información fiable, pero un destacado parlamentario catalán manifestó a este diario que, en su opinión, las solicitudes de procesamiento podrían afectar a un notable número de personas, entre las que se podrían hallar figuras destacadas de la Barcelona del franquismo. En medios próximos a UCID, estos procesamientos son vistos con preocupación. En efecto, pese a no darse implicaciones de personas, estos medios opinan que, en la perspectiva de las elecciones autonómicas catalanas, un escándalo de este tipo será, lógicamente, desfavorable al centro y a la derecha, a pesar de que, curiosamente, por ahora la izquierda no haya dicho nada respecto a tan grave tema.
El nombramiento de Güel había sido una excelente jugada por parte de Serra, quien lograba que la presencia efectiva y cotidiana del Ayuntamiento en el consorcio pasara por un concejal entonces directamente coaligado con UCD. La repetición de una operación parecida mostraría una generosidad extrema por parte del Gobierno, o bien acreditaría la vulnerabilidad electoral antes apuntada.
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