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Críticas en Francia al viaje de Marchais a Moscú

El viaje a Moscú del secretario general del Partido Comunista francés (PCF), Georges Marchais, en el momento en que la gran mayoría de los partidos comunistas occidentales han condenado la intervención soviética en Afganistán, suscita en este país reacciones en cadena y, de una manera general, se valora como «una provocación».Varios observadores se preguntan si esta actitud «no acelerará la desbandada en un partido que, desde hace veinte años, goza de la fidelidad incondicional de un 20% del electorado que, tras la trampa que fue para él la Unión de la Izquierda, ha empezado a tomar conciencia de que el dogmatismo y el monolitismo no son las leyes del progreso de nuestros tiempos». En tal sentido, ayer, el historiador Jean Ellenstein confirmó que, desde hace algunos meses, «muchos militantes abandonan silenciosamente el partido. «Como consecuencia de la actitud oficial del PCF, justificando la intervención de la URSS en Afganistán, y del viaje del señor Marchais a Moscú, una petición lanzada por un grupo de personalidades comunistas está siendo firmada por nuevos militantes.

En dicho texto, los señores Ellenstein y el profesor y escritor Jean Rony, entre otros, valoran como «lastimoso» el que el PCF no haya adoptado las posiciones de los partidos comunistas español e italiano respecto al asunto afgano. Estiman en la misma declaración que «no podemos aceptar que el Ejército soviético reine en Kabul y que luche contra "los rebeldes musulmanes" a kilómetros y kilómetros del territorio soviético». Juzgan también «inaceptable que la URSS se comporte como una gran potencia, que defiende sus intereses de igual manera que el imperialismo americano ».

Sobre esta misma cuestión, en un momento crítico para la paz Este-Oeste, cabe destacar el paralelismo de las posiciones comunista y oficial. Ayer, el diario nacional del PCF, L'Humanité, se congratulaba de la prudencia del presidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing. A lo largo de los cuatro lustros de vida de la V República, «los aspectos positivos» de la diplomacia francesa (es la expresión típica de los comunistas galos) han propiciado una cierta colaboración entre el palacio del Elíseo y el PCF, cuando las vicisitudes de la coyuntura interior lo han requerido.

El escándalo de los diamantes de Bokassa ha sido el último ejemplo de esta entente que el giscardismo le agradece a los dirigentes comunistas.

Este «juego» de los partidos políticos galos. «que sólo obran en función del electoralismo más rastrero incluso cuando se trata de asuntos de trascendencia mundial. como ocurre con Afganistán en estos momentos». se lo reprochaban ayer a toda la especie política del país varios comentaristas.

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