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La crisis en Asia central

Indiferencia de la población de Kabul ante el invasor soviético

Agrupados en las aceras, los habitantes de Kabul miran a los camiones-cisterna, los carros de combate y jeeps soviéticos que. recorren las arterias de la ciudad. Ni una palabra, ni un gesto amistoso a los soldados soviéticos que saludan a la población.

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Más lejos, un helicóptero pesado de asalto MI-24, con una estrella roja en su fuselaje, sobrevuela a los afganos que han acudido a la cárcel de Puli-Charki, en las afueras de Kabul, para asistir a la liberación de 2.000 presos políticos. La tripulación soviética saluda con la mano por la ventana abierta de la cabina. Ni un sólo afgano contesta a su saludo.Los soviéticos han reducido el amplio dispositivo militar que habían desplegado después del golpe de Estado del 27 de diciembre. El domingo no se veían ya prácticamente carros de combate en el centro de la ciudad, excepto en las cercanías del aeropuerto.

Cerca de las pistas, los militares soviéticos han establecido un importante campamento militar en el que se aprecian, alineados, carros de combate, camiones-cisterna y vehículos blindados de reconocimiento.

Sin embargo, alrededor de Kabul las tropas soviéticas actúan como si tuviesen que temer algún tipo de agresión. En los principales ejes de comunicación que conducen a la capital las autoridades militares soviéticas han instalado varios campamentos dotados de armas antiaéreas y cañones sin retroceso. Campamentos de este tipo existen al noroeste, sur y oeste de Kabul.

La disminución de la presencia soviética en Kabul y el permiso de entrada otorgado el domingo a los periodistas de países occidentales constituye, en opinión de los diplomáticos occidentales, un intento de las autoridades militares soviéticas y de los nuevos dirigentes afganos de mejorar su imagen.

Las patrullas motorizadas y lo soldados soviéticos que deambulan en grupo por el centro de la capital aparentan tener entre veinte y treinta años de edad. La mitad son de tipo asiático y la otra mitad de tipo europeo. Todos parecen estar constantemente sobre aviso.

Soldados afganos armados custodian los edificios oficiales, los ministerios y la sede de la radio. Fuentes diplomáticas extranjeras aseguran que los soldados afganos que poseen armas no disponen, sin embargo, de municiones para poder usarlas. En las calles de Kabul cohortes de militares afganos desarmados pasean aparentemente sin rumbo fijo.

Liberación de presos

Algunos afganos se dirigen espontáneamente a los periodistas extranjeros para decirles en voz baja y en un inglés defectuoso: «English, french, good; Russia no good» («Ingleses y franceses, buenos-, Rusia, no buena»).Sin embargo, una atmósfera de fiesta reinaba el domingo en Kabul a raíz de la liberación de los 2.000 presos políticos anunciada por el Gobierno de Babrak Karmal.

Testimonios coneordantes de residentes en Kabul aseguran que los principales combates opusieron a las fuerzas fieles al derrocado presidente Hafizullali Amin al Ejército soviético, sin que interviniesen a su lado tropas regulares afganas. Los enfrentamientos, según ponen de relieve los testimonios recogidos, duraron tres días, del 27 de diciembre al 30, cuando fue tomado el último bastión de la facción jalq, del Partido Popular Democrático de Afganistán (comunista), parapetada en el Palacio del Pueblo. Las víctimas por ambos lados fueron muy numerosas.

Por otra parte, informaciones procedentes tanto de Kabul como de Islambad señalan el desarrollo de combates en los cuatro puntos cardinales de la geografía afgana. Las bajas sufridas por los insurrectos musulmanes son, al parecer, muy elevadas. En Pakistán, la importante organización guerrillera afgana Hezbi Islami rechazó violentamente el domingo las propuestas del nuevo régimen afgano para resolver el conflicto por la vía de la negociación.

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