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RELIGION

El obispo de Córdoba condena a los sacerdotes que fingieron una boda

El obispo de Córdoba, monseñor Infante, condenó ayer públicamente a cinco sacerdotes en espera de secularización que, con la autorización del párroco correspondiente, llevaron a cabo, en una iglesia de la capital cordobesa, un remedo, de ceremonia de matrimonio con las mujeres con las que viven.

Juan Miranda, Diego Aguilar, Antonio Jiménez, Antonio Pérez y Cristóbal Jiménez, con el permiso del párroco Salvador Puertas y desoyendo una advertencia previa del obispo, hicieron público intercambio de anillos con sus «novias», así como pública profesión de amor y del deseo de «iniciar una nueva forma de vida, que implica la unión estable con las mujeres escogidas como compañeras de vida» en el contexto de una misa concelebrada por nueve sacerdotes y en presencia de otros treinta.En una larga pastoral, el óbispo de la diócesis revela que visitó previamente al párroco para disuadirle de que autorizara la celebración de esa ceremonia e informa, a Ia que califica de «Iglesia de Córdoba dolorosamente conmocionada», de su desacuerdo y «reprobación formal» de los hechos protagonizados por los sacerdotes, «con los que no me sentía en comunión».

En el extenso documento, el obispo afirma en primer lugar su hondo sentimiento y pena hacia los ,sacerdotes que se encuentran en una situación límite y a la espera de quedar secularizados, pero añade que la solución no depende de la comunidad diocesana, sino de instancias superiores.

Monseñor Infante expresa su tajante condena y llama fuertemente la atención de los que han participado en ella por no haber medido el daño espiritual y moral causado. Destaca el escándalo público que ha supuesto la ceremonia, pero pronuncia una palabra de perdón para todos, «aunque este perdón por mi parte no me exime de mi deber de denuncia y corrección, ni a los responsables del deber de reparación».

El obispo concluye su pastoral con unas palabras de aliento y es peranza, dejando constancia, eso sí, de que cumplirá «en todo caso como obispo en comunión con mi comunidad diocesana, con la Iglesia total, Y con el Santo Padre, a cuya persona y magasterio me siento unido sin fisura ».

Al concluir la ceremonia de «boda» objeto de la condena episcopal, las se vistieron de blanco y acudieron con los sacerdotes en proceso de secularización a hacerse las clásicas fotografías y se reunieron con amigos y asistentes a celebrar el banquete nupcial en un testaurante de la sierra cordobesa. Uno de los protagonistas, Diego Aguilar, contrajo hace algún tiempo, no obstante, su condición de sacerdote, matrimonio civil con la mujer con la que públicamente ha hecho profesión de amor.

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