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La Unión Sindical de Policía responde al director general

Contestando al emplazamiento que nos ha hecho el director general de la policía, en una reciente entrevista publicada en EL PAIS el 14 de diciembre queremos, efectivamente, replicarle contestando punto por punto a sus declaraciones.Previamente hay que señalar que es muy difícil equivocarse dadas las condiciones que él impone al entrevistador y que contrastan con las que se produjeron en la rueda de prensa realizada por la USP. También, que se está refiriendo tanto a la Asociación Profesional como a la Unión Sindical de Policías, delimitando sólo aspectos concretos de esta última y el resto tratándolo en plan general, lo que crea cierto confusionismo.

Reglamento policial. Nos dice que su idea era modificar el reglamento, pero no ha hecho sino aplicarlo con todo el rigor de la letra de la ley, cuando todos sabemos que en la aplicación de un reglamento se pueden introducir elementos correctores que lo adapten a la realidad social y a la vigente legalidad constitucional, si es que realmente se siente y se identifica uno con la Constitución.

Asociación profesional del CSP. Manifiesta que creó la asociación profesional, cuando lo que hizo fue abortar, con sus manipulaciones, el asociacionismo espontáneo que desde 1976 se estaba generando en la policía. Para ello mantuvo reuniones con jefes superiores y comisarios provinciales, impartiendo las oportunas directrices. La consecuencia fundamental es que, a dos años de la creación de la asociación, a la que casi todos nosotros hemos pertenecido, ésta no ha servido para canalizar las justas reivindicaciones de las bases, desnaturalizándose el movimiento sindical en la policía.

Que todavía sigue intentando manejar la asociación se nota cuando dice que hubo más votos a favor de no pedir su dimisión y, en cambio, la pide. No cabe la menor duda de que todavía no entiende que en la democracia las cosas se deciden por mayoría. ¿A que no sabe qué porcentaje decidió pedir su dimisión en la reunión de la Unión Sindical de Policías?

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Por último, se sirvió de la asociación. A través de ella influyó para que el cargo de subdirector general de Seguridad, lo ostentara un hombre del Cuerpo y en activo; todavía le quedaba casi un año para jubilarse. Pero en cuanto se jubila desaparece el cargo, mejor dicho, se cambia de nombre el cargo para, con idénticas competencias, pasar a llamarse director general de la policía, y ya no era necesario ni que fuera del cuerpo ni que estuviera activo, ya podía seguir ocupándolo. Si realmente fuera mínimamente coherente en sus planteamientos debería haber renunciado.

Expedientes. En cuanto a los expedientes, se olvida de contabilizar las informaciones (¿reservadas?) que se abren muchas veces con el único fin de intimidar a los funcionarios, y se, olvida, también, de las veces que se recurre a las necesidades del servicio para imponer sanciones sin ningún tipo de expedientes.

El comisario de Granada. El director general hace referencia a los traslados de un compañero, el comisario de Granada, diciendo que no han sido forzosos. Quiere decirnos ¿cuántas veces se ha recurrido al método de que se pida voluntariamente destino si no se quiere padecer males mayores (expedientes disciplinarios, traslados forzosos por necesidades del servicio)? De todos modos, es evidente que hay algo anómalo en estos traslados voluntarios, cuando se producen antes de que se cumplan dos años de permanencia en una plantilla, según está reglamentado, y él insiste, insiste en que siempre cumple el reglamento.

Lo que de ninguna forma tiene justificación es eso que llama congoja, pues, en definitiva, el compañero de Granada se limitó a ejercer utiderecho reconocido a los funcionarios, el de pedir la excedencia. También se podría pensar de él que le entró la congoja cuando se fue de supernumerario a la banca privada.

Lo que es indudable es que el comisario de Granada goza de aceptación y prestigio en lo que llama masa, fue representante del asociacionismo espontáneo en Cataluña y es actual presidente de la región de Granada.

Su disposición al diálogo. Dice que está dispuesto al diálogo; nada más cierto, cuando se trata,de sus amigos. A nosotros nos consta que no nos quiso recibir cuando solicitarnos verle en relación con los pasquines que se habían colocado por los pasillos que discurren por la Brigada Central de Información, y en los que se atacaba al honor de policías que habían expresado lo que pensaban de determinados aspectos de la profesión. También dice que dio órdenes de retirarlos, pero todavía, desde el 18 de noviembre, continúa pegado uno.

Favoritismos. Nos dice que siempre ha luchado contra los favoritismos. Sin entrar en casos particulares de todos conocidos, nosotros tenemos que denunciar la promoción, desde que usted ha tenido la máxima responsabilidad en el cuerpo, de los funcionarios de la antigua Brigada Social, a la que usted siempre perteneció. Prueba de ello es que la mayoría de los jefes superiores tienen semejante procedencia.

Terrorismo. Dice el director general que ninguno de los hombres que estamos en la USP hemos luchado contra el terrorismo ni la milésima parte que él. Es triste tener que preguntarle ¿qué ha hecho, desde la responsabilidad de su cargo, para erradicar un terrorismo que agobia a nuestra sociedad? Al terrorismo, desde su cargo, se le combate haciendo una policía moderna, preparada, eficiente y democrática. Los hombres de la USP luchan por esa policía, identificada con la sociedad a la que pertenecemos. De este modo creemos hacer mucho más que él para erradicar y acabar con el terrorismo.

Los puestos de trabajo. Ya que maneja tan bien las estadísticas cuando le interesa, debería saber que la mayoría de los miembros de la USP han pasado por todo tipo de servicios y no gozan de los privílegios de sus protegidos. Los hombres de barrio son tan investigadores como los de las brigadas, y con menos medios, lo que hace más difícil su labor. Los hombres de gabinete son los pilares de la policía científica y moderna. Y, por último, si existen hombres de archivo, de inspección de guardia, etcétera, los responsables no son ellos, sino la política policial, de la que él es responsable.

Las vociferaciones. En cuando a que nada rechistaron en la etapa anterior los que ahora vociferan, como él dice, ya sabemos que había quíenes podían hablar a sus anchas y en determinados sentidos. En su memoria estará, como un mal recuerdo, imaginamos, el traslado por necesidades del servicio, desde Tenerife a Teruel, de un funcionario con motivo del Manifiesto de la Policía de Tenerife en el que se pedía la supresión de la Brigada Social. También recordará que funcionarios de su línea solicitaron, por motivos como éste y otros semejantes, tribunales de honor.

El capitán. En definitiva, todos vamos en el mismo barco, pero el señor Sainz es el capitán; todos nosotros tratamos de cumplir nuestros deberes como mejor podemos y se nos deja, pero el señor Sairiz, el capitán, deja a nuestro juicio mucho que desear, sobre todo cuando dice que le da pena mirar el futuro de la corporación por estos derroteros, los derroteros de la democracia, de la libertad de expresión, de la libertad de pensamiento, nos lo imaginábamos. Que el señor Sairiz. capitán que siempre tia sicto jefe e incluso cuarto jefe, y los demás masa, cumpla con su deber: ¡dimita!

Firman por la Comisión Gestora de la Unión Sindical de Policía: Modesto García García, José Luis López Esteban, Marcelino Moya Lucendo y José Manuel Ledesma.

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