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Grave crisis en el Partido Socialista italiano

Juan Arias

En una reunión de la dirección del partido, que duró hasta la alta madrugada de ayer, los socialistas italianos rompieron la mayoría que con tanta dificultad habían conseguido en marzo de 1978 al congreso de Turín, días después del secuestro de Aldo Moro.Se ha tratado de una reunión «dramática». Estuvo presente, como en las grandes ocasiones, el anciano Pietro Nenni. Todos los grupos de la izquierda del partido, que estaban representados en la dirección por el vicesecretario Claudio Signorile, hicieron un pacto contra el secretario general del partido, Bettino Craxi, pidiendo su dimisión, y Craxi, aunque no se votó, perdió la mayoría de la dirección,

Ahora se espera la reunión del comité central, que ha sido fijada para el 10 de enero, antes del congreso democristiano. Según quienes apoyan al secretario en el comité central, Craxi ganará la batalla, mientras la izquierda afirma maliciosamente que antes del acontecimiento de la noche del jueves el secretario había conseguido recoger sólo 99 firmas de los 222 miembros del comité. Cuando Craxi llegó a la secretaría con un golpe de mano de los «cuarentones» contra el líder Francesco de Martino, se habló de «parricidio» freudiano. Ayer se hablaba de «regicidio» porque Craxi fue acusado de dirigir el partido como un «monarca absoluto». Uno por uno desfilaron todos los dirigentes de la izquierda para acusarlo de haber traicionado el congreso de Turín, que había defendido la política de la unidad de Gobierno con los comunistas, de haberse entregado en manos de la Democracia Cristiana, intentando volver a un nuevo centro-izquierda y de haber obligado al partido a votar a favor dee los misiles en contradicción con la política del partido.

La izquierda ha solicitado la convocatoria del comité central y si es necesario un congreso extraordinario. Ha pedido que el partido diga abiertamente que no se hará ningún Gobierno «sin los comunistas» para no darle posibilidades a la Democracia Cristiana de seguir poniendo «vetos». Pero Craxi se mantuvo a la defensiva: «Soy responsable», dijo, «de mis errores, y asumo también los que no me corresponden.»

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