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Los trabajadores de Dunlop Ibérica invaden la Bolsa de Bilbao

La sesión de ayer de la Bolsa de Bilbao hubo de ser suspendida, poco después de su inicio, ante la irrupción en el parqué de medio millar de trabajadores de la empresa Dunlop Ibérica, que trataban con su acción de llamar la atención sobre la crítica situación en que se encuentran. En ese momento, tras los corros de seguros y eléctrico, correspondía el corro siderometalúrgico ante el bullicio organizado, la junta sindical tomó la decisión de suspender la sesión.

La empresa Dunlop Ibérica da -o daba- trabajo a 580 personas. Dedicada a la producción de materiales industriales de goma, la revista Fomento de la Producción la situaba en el sexto lugar nacional en el sector de cauchos y neumáticos. El ejercicio de 1978 lo cerró con unos ingresos de 1.012 millones de pesetas, cifra idéntica a la del año anterior, y una plantilla de 587 trabajadores, lo que suponía una disminución del 9,4% respecto al ejercicio de 1977. La tendencia negativa de Dunlop, especializada en productos como mangueras y tuberías de goma, correas transportadoras y alfombras aislantes, era clara.Filial de Dunlop International, que posee el 50% de las acciones, la mayoría de los directivos son -o eran- ingleses, encabezados por Derek Williams Faraday, director gerente.

La difícil situación financiera -determinada en parte por una gestión que los trabajadores consideran «pésima»- forzó a que la dirección encargase un estudio de saneamiento y viabilidad a la empresa de consulting Ekin. Esta última presentó su plan hace tres meses. Los ejes esenciales del mismo eran la reducción de plantilla en 130 puestos y sendas inyecciones de capital a cargo de los accionistas ingleses (150 millones de pesetas) y la Administración española (320 millones).

Tras negociar las indemnizaciones correspondientes, los trabajadores aceptaron su parte en el compromiso, presentando una primera lista de 115 personas dispuestas a renunciar a su empleo. Por su parte, la Administración, a través de los ministerios de Industria y Trabajo, aceptó la concesión de los créditos correspondientes, con la condición de que Dunlop Limited -la casa madre inglesa- suscribiera su parte en el compromiso. Los mínisterios citados hacían constar que tal acuerdo sólo sería firme si, aparte de Ia condición citada, Abril Martorell daba su conformidad, para lo que a su vez solicitaban ciertas claríficaciones del plan presentado por Ekin.

"Desentendimiento" inglés

Todo el plan quedó congelado al recibirse una carta de la Dunlop inglesa en la que, en resumen, se desentendía de su participación, proponiendo el traspaso de sus 217.699 acciones a los trabajadores al precio simbólico de cien pesetas por todas ellas. Los accionistas ingleses intentaban a cambio desentenderse de las deudas, que superan en la actualidad los cuatrocientos millones de pesetas.A raíz de esta situación, los trabajadores comenzaron sus negociaciones -o intentos de negociación, según los casos- con el Consejo General Vasco, la banca española, el Ministerio de Economía y cuantas instituciones pudieran influir en la búsqueda de una solución, a la vez que presionaban con acciones en la calle cada vez más espectaculares.

Algunas de esas acciones -como las ocupaciones del aeropuerto de Sondica, de la sede de la presidencia del Consejo General Vasco o de la Bolsa de Bilbao- fueron expresamente planteadas bajo la consigna «Queremos hablar con Abríl Martorell», ante las reiteradas negativas del vicepresidente económico a recibir al comité de empresa.

Este último, en el que las fuerzas mayoritarias son ELA-STV y CCOO, se ha entrevistado en los últimos días con el presidente de la Diputación, señor Makua, y el consejero vasco de Trabajo, Juan Iglesias. Los trabajadores con tinúan asistiendo cada día a la fábrica, donde, a ritmo lento, se continúa trabajando en base a los stocks de materias primas aún existentes. Ayer, tras una asam blea celebrada a primera hora de la mañana -en la que se reiteró la falta de perspectivas inmediatas de cobro de la mensualidad de noviembre y la paga extra de Navidad-, se decidió ocupar la Bolsa. Allí, tras la suspensión, celebraron una nueva asamblea, en la que se informó de los últimos contactos con los accionistas españoles.

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