Henry Levy, Arrabal y Sánchez Dragó clausuraron la semana cultural de la CNT
La semana de cultura de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) finalizó ayer con la actuación conjunta de tres polémicas figuras del «anarquismo divino»: Fernando Sánchez Dragó, Bernard Henry Levy y Fernando Arrabal, y la representación de un montaje del grupo Tossal, titulado Dentro de cien años, todos calvos. La muerte de los dos estudiantes del jueves pasado fue el telón de fondo que presidió los últimos actos de la semana, tanto en el coloquio de ayer como en la suspensión de la conferencia del filósofo Fernando Savater, programada para el viernes, sobre el tema Leviatán.
Con la obligada referencia a los acontecimientos del jueves pasado inició Fernando Sánchez Dragó su discurso en solitario Reflexiones sobre la utopía, la aventura, el nomadismo y la rebelión, a la luz de su interpretación mítica de la historia, salpicada de los saltos analógicos y errores científicos que algunos críticos han reprochado a su libro Gárgoris y Habidis. Según el conferenciante, el pueblo español, en sus orígenes, era por naturaleza un pueblo de aventureros y nómadas -«allí está el arquetipo del Quijote para demostrarlo»-, hasta que se instauró el mito de la seguridad y del sedentarismo que se extendió por Europa anquilosando los procesos de liberación personal, para reducir todos los problemas del hombre a cuestiones de salarios, pensiones o becas de estudios.A continuación, definió el sentido de la rebelión en oposición al de revolución. «La rebelión es la chispa y la revolución la arteriosclerosis, la consecuencia de aplicar la ley y el orden a la idea de rebelión.» Añadió que «la lucha por el poder afianza el poder. Mi propuesta utópica es abandonarlo como única forma de combatirlo».
La reacción de algunos dirigentes comunistas ante los recientes sucesos en Madrid fue el punto de partida del «nuevo filósofo» francés Bernard Henri Levy para desarrollar uno de sus alegatos anticomunistas. Después de ofrecer algunos datos de su trayectoria personal -«porque me conocéis mal»-: su origen judío, su presencia en las barricadas en el mayo del 68 y la experiencia de su «iluminación» en la resistencia de Bangla Desh, remitió al público a la lectura de libros, aunque no llegó a aconsejar su compra como en otras intervenciones.
Con su brillante retórica reiterativa planteó tres evidencias: «Vivimos un siglo que pasará a la historia como el siglo del totalitarismo frente a este totalitarismo no existe una resistencia organizada todas las ideologías de la civilización occidental, desde la filosofía griega al marxismo, pasando por Descartes, no son más que intentos de dar un sentido a lo que no lo tiene, ordenar el caos». «Hay que romper», añadió, «esas viejas ideologías, según las cuales hay malos y buenos cadáveres, buenos y malos campos de concentración, muertos de derecha y muertos de izquierda. »
Frente a la revolución realizada por medio de aparatos y organizaciones políticas, propuso la idea de resistencia, núcleo de su obra, que explicó cómo la rehabilitación de una antigua noción yugulada por el marxismo: la afirmación del derecho del hombre ante todos los poderes y máquinas totalitarias, su voluntad de descalificar la Historia con mayúsculas, su sentido y el dominio que ejerce. A la pregunta de cuál es su concepto del Estado ideal, Levy respondió: «No creo que exista un Estado ideal. En el caso de que existiera uno, la mitad de la población debería morir, pues cuando existe tal Estado ideal siempre hay gente que piensa en otro Estado diferente. El peor de los Estados es el que posee un ideal, y al creerse en posesión de la verdad absoluta impone sus criterios y valoraciones a la gente sencilla del pueblo.»
Con el mismo retraso que el avión que lo traía a Madrid intervino el escritor y dramaturgo Fernando Arrabal, tercer convocado al acto final de la semana, que ya en pleno coloquio tuvo una serie de irónicas intervenciones sobre los acontecimientos de estos días. «Qué casualidad», dijo, «que los provocadores sean siempre las víctimas. Ya sabíamos que los dirigentes comunistas son analfabetos y ahora nos han demostrado que además son también unos irresponsables. » Arrabal se autodefinió como «anarquista divino» y hombre religioso no político, y, al igual que sus compañeros de mesa, se remitió en varias ocasiones a la lectura de la Biblia, que utilizó en su exposición. Propuso la creación en España de una asociación de protección y ayuda al pueblo israelí.
Todos los actos de la semana, celebrados en el teatro Martín, registraron una gran afluencia de público, sin que se registraran incidentes salvo las amenazas de grupos ultraderechistas. Las actividades culturales se han desarrollado de forma paralela al V Congreso de la CNT-AIT. La programación incluyó la proyección de diversas películas españolas y extranjeras con una temática alejada de los convencionalismos de la sociedad europea, resaltando el valor de la persona frente a la opresión del aparato estatal. Además de las conferencias pronunciadas, la semana cultural fue el escenario del estreno en Madrid de las obras teatrales La odisea, adaptación de Albert Boadella para Els Joglars, y Gimme five, del grupo Teatro 4, de Nueva York.
Babelia
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