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El Gobierno italiano aprueba hoy nuevas medidas antiterroristas

Juan Arias

Cadena perpetua para quien mate a un policía, un carabinero o un magistrado; mayor tiempo de retención y de detención preventiva; mayores poderes a la policía; normas más severas en lo que se refiere a la definición de asociación subversiva; reforma urgente de la policía y aumento de sueldo a sus funcionarios; mayor control de los extranjeros residentes en Italia. Estos son algunos de los puntos que tendrá que aprobar hoy el Consejo de Ministros, tras el recrudecimiento del terrorismo en Italia.Este Consejo de Ministros ha estado precedido por 48 horas de frenéticas reuniones del presidente del Consejo de Ministros, Francesco Cossiga, con el presidente de la República, Sandro Pertini, y con los ministros del Interior y de Justicia, así como con los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado. Todo ello, tras la reunión de las direcciones de todos los partidos.

Resulta significativo que en este país acaba siendo el terrorismo la principal fuerza aglutinante del Gobierno y de las fuerzas políticas. De hecho, el Gobierno Cossiga, que la víspera del atentado nazista de Turín se tambaleaba, ha conseguido ayer un consenso casi general. Y algunos puntos de la reforma de la policía, que se arrastraban desde hace años por falta de acuerdo entre los partidos, se van a aprobar en las próximas horas.

Todos los partidos aceptaron ayer que son necesarias, para afrontar la nueva ola de terrorismo, leyes « extraordinarias », pero no «excepcionales», y siempre dentro del ámbito de la Constitución.

La izquierda, sobre todo, ha insistido que no se pierda de vista que el terrorismo no se vence sólo con leyes más severas, las cuales, si se hacen necesarias en momentos particulares, constituyen sólo una parte, y no la más importante, de todo un proceso de cambio social y político.

Pero mientras aparentemente se ha creado en tomo al Gobierno un consenso casi unánime, en realidad sigue latente la lucha en to rno a la preparación del nuevo Gobierno.

En el Partido Socialista se agrava, día a día, el conflicto interno. Además del vicesecretario del partido, Claudio Signorile, ayer se rebeló en contra de la línea del secretario general, Bettino Craxi, el ex secretario Francesco de Martino, quien ha anunciado que acaba de rehacer su grupo y ha pedido una reunión en la cumbre del partido, con la esperanza de poner a Craxi en minoría.

Por otra parte, el secretario del Consejo Nacional democristiano, Benigno Zaccagnini, ha confiado, al parecer, que está pensando en un proyecto de Gobierno con una presidencia «laica»; es decir, no democristiana. Sería la primera experiencia en cuarenta años. Las dos últimas tentativas del republicano La Malfa y del socialista Craxi fracasaron precisamente porque el partido de Zaceagnini se opuso tajantemente.

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