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Pleno del Congreso

Fracasa una negociación para pactar el Estatuto de los Trabajadores

Las enmiendas a la totalidad del Estatuto de los Trabajadores fueron rechazadas ayer por el Pleno del Congreso de los Diputados, tras fracasar una negociación mediante la que se pretendia ampliar a UCD el acuerdo alcanzado por comunistas y socialistas -que durante los debates en comisión mantuvieron posiciones enfrentadas- en torno a este tema.

Cuando parecía asegurado un debate pacífico del Estatuto de los Trabajadores, como consecuencia del acuerdo PCE-PSOE y de la negociación del mismo con UCD y el Gobierno, la baraja volvió a romperse de nuevo y el Pleno del Congreso de los Diputados inició el estudio del proyecto de ley en el mismo ambiente de rechazo comunista manifestado en la Comisión de Trabajo. Las negociaciones tripartitas desarrolladas paralelamente al comienzo de la sesión plenaria acabaron sin consenso, como anunció a EL PAÍS el ministro de Trabajo, Rafael Calvo Ortega, cuando se dirigía a la reunión y calificó de «conversación molesta» la que iba a iniciar con Santiago Carrillo y otros representantes comunistas, con asistencia también del socialista Alfonso Guerra.La existencia de acuerdo entre socialistas y comunistas, tras la reunión celebrada el lunes por Felipe González y Santiago Carrillo y los posteriores contactos entre técnicos de ambos partidos indujo a UCD a pedir la modificación del orden del día del Pleno, de modo que comenzara con el debate sobre el Estatuto de los Trabajadores. Así lo acordó la Junta de Portavoces a última hora de la mañana, con la oposición de los comunistas, que deseaban que quedara tiempo suficiente para negociar con UCD y llegar a un acuerdo tripartito.

Así lo manifestaron los comunistas a los socialistas antes del comienzo de la sesión. Por el PSOE, Alfonso Guerra pidió a la presidencia de la Cámara que modificara el orden del día, y así se hizo, pero sin la holgura suficiente para entrar en una negociación en profundidad, como deseaban los comunistas. El Pleno comenzó con el debate sobre sendas proposiciones de ley sobre reclasificación del parque de Las Tablas de Daimiel y sobre avenidas de la cuenta del río Almanzora. Ni siquiera las deliberadamente largas explicaciones de votos socialistas, comunistas y centristas dejaron tiempo suficiente para que se obtuviera el acuerdo deseado.

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Rechazadas las emniendas a la totalidad del Estatuto de los Trabajadores

En el salón de ministros se inició una conversación. a la que el ministro de Trabajo se dirigió con ostensible desgana, y en la que participaron, junto a Santiago Carrillo, Jordi Solé Tura, Enrique Curiel y José Luis Núñez, y, por parte socialista, Alfonso Guerra y Vida Soria. La reunión duró casi dos horas, y al término de la misma se comunicó que no se había producido acuerdo. Tras una breve suspensión, se inició el debate con la intervención del ministro de Trabajo y la defensa de las enmiendas a la totalidad por parte de Juan María Bandrés (EE), Santiago Carrillo (PCE) y el andalucista Juan Carlos Aguilar. A todos ellos. contestó, por UCD, Félix Manuel Pérez Miyares. Las enmiendas fueron rechazadas con treinta votos favorables, 287 en contra y siete abstenciones.El consenso que nunca existió

Mientras se celebraba la reunión citada, el vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos, Fernando Abril, comentó a EL PAÍS la necesidad del acuerdo para el PCE, a fin de poder presentar una imagen pública más realista y lógica. En cuanto a UCD, el señor Abril dijo: «Si están de acuerdo las centrales sindicales, la CEOE y hasta Alianza Popular, ¿cómo no vamos a estarlo nosotros? Además, son cuatro bobadas lo que queda por negociar.» El señor Abril se mostró satisfecho por lo que parecía un inminente acuerdo al que el PCE se había visto obligado («de lo contrario, se queda contra las cuerdas», dijo). Hizo historia del proyecto de Estatuto, y recordó que el ministro de Trabajo pidió hace meses que se pusieran de acuerdo las partes -centrales y CEOE-, ya que UCD asumiría el pacto. «Nosotros aceptamos la autonomía de las partes», declaró. Estos mismos argumentos fueron poco después señalados desde la tribuna de oradores por el ministro, Rafael Calvo.

Antes de iniciarse la reunión frustradamente negociadora, los :socialistas comentaron irónicamente -de forma particular Gregorio Peces-Barba- la facilidad para cambiar de opinión por parte de los comunistas, que hace poco consideraban malo el Estatuto y ahora lo estimaban aceptable. Aseguraron que se trataba sólo de un problema de imagen. «Quieren una fotografía», señalaba Alfonso Guerra.

Expuestas las opiniones socialistas al comunista Jordi Solé, éste manifesto a EL PAÍS que la razón de reunirse con UCD no respondía ,a ningún problema de imagen, sino a la necesidad de que el pacto PCE-PSOE se materializara en el Estatuto de los Trabajadores, para lo que era necesaria la mayoría de votos, esto es, los votos de UCD. «No queremos deferioer enmiendas testimoniales», declaró.

Al término de la reunión el desencanto de los comunistas era manifiesto. Santiago Carrillo declaró que el ministro tenía un compromiso con la CEOE y, a pesar del acuerdo PSOE-PCE, no había querido asumirlo. Señaló que los temas discutidos habían sido el despido, la capacidad de negociación laboral y otros puntos claves. Jordi Solé dijo que la no aceptación de un porcentaje mínimo de afiliación para poder negociar los convenios abre paso a que negocien los sindicatos amarillos, sin representatividad suficiente.

Enrique Curiel manifestó que éste había sido el punto clave de la ruptura, al señalar el ministro que no podía modificar el acuerdo CEOE-UGT. Al indicar Alfonso Guerra que por parte de UGT podía modifícarse, el ministro de Trabajo señaló que, en ese caso, habría que consultar a la CEOE. Los comunistas -según esta versión- pidieron que se suspendiera la sesión plenaria (con frecuencia aparecía un diputado señalando que faltaban breves minutos para el debate sobre el Estatuto), para que el ministro pudiera consultar con el señor Ferrer Salat, a lo que se opuso Rafael Calvo.

Esta versión fue negada por Alfonso Guerra, quien aseguró que el ministro había aceptado quince puntos del pacto PCE-PSOE, pero no el aplazamiento de la sesión, y que los comunistas sacaron en el último momento un nuevo tema, el del despido disciplinario, lo que desencadenó la ruptura de las conversaciones. El señor Guerra añadió que el PCE quería dar la impresión de consenso, y UCD lo contrario.

De forma paralela a las incidencias que estaban teniendo lugar en el interior del Congreso, en las proximidades del palacio de las Cortes, en la calle del Marqués de Cubas concretamente, una quincena de militantes del Movimiento Comunista se encadenaron junto a dos pancartas en las que manifestaban su oposición al proyecto del Estatuto de los Trabajadores. En Sevilla y Asturias se produjeron acciones similares de protesta.

Acuerdo entre socialistas y comunistas

Los acuerdos alcanzados entre comunistas y socialistas, que fueron presentados por ambos partidos al ministro de Trabajo para su asunción por UCD, fueron los siguientes:

- Obligatoriedad de consulta a las centrales sindicales previamen te a la regulación del trabajo para los menores (aspectos de nocturnidad, penosidad, entre otros). Se refiere el artículo quinto del proyecto.

- Supresión de la posibilidad que se concede en el artículo 11 para que los contratos por tiempo indefinido se transformen en contratos por tiempo parcial (artículo 13).

- Posibilidad de que el comité de empresa, si están de acuerdo el 75% de sus miembros, paralice el proceso de producción en caso de grave peligro para los trabajadores (artículo 17).

Obligatoriedad de consulta a las centrales sindicales previamente a la fijación del salario mínimo (artículo 25).

- Supresión de la jubilación del empresario como causa de extinción del contrato (artículo 47).

- La extinción de contratos por inadaptación al puesto de trabajo o amortización individual del puesto de trabajo queda circunscrita a empresas de pequeña dimensión (artículo 50).

- Exigencia de informe previo del comité de empresa antes de la consideración por la autoridad laboral de los expedientes de crisis (artículo 49).

- Exigencia de una mayoría absoluta para el reconocimiento de interlocutores de cara a la negociación de convenios (artículos 85 y 86).

- Antigüedad: respeto a los derechos adquiridos (artículo 23).

- Supresión del período de prueba de doce meses para los técnicos cualificados (artículo 13).

- Posibilidad de acumular los períodos de licencia anteriores y posteriores al parto.

Varios de estos acuerdos (jubila ción del empresario, transformación del contrato temporal, período de prueba para técnicos cualificados y antigüedad) habían sido ya suscritos antes por UCD y PSOE dentro del pacto para la supresión del título cuarto del Estatuto, que contemplaba el cierre patronal.

Rafael Calvo insiste en que el Estatuto crea empleo

Terminada sin acuerdo la reunión del ministro de Trabajo con comunistas y socialistas, Rafael Calvo tomó la palabra en el hemi ciclo para presentar el proyecto de ley que se iba a debatir. El texto dijo, constituye un paso importan te en la creación de un nuevo mar co de relaciones laborales y es sin duda la ley principal para su configuración. El proyecto regula tres aspectos básicos, como son las relaciones individuales de trabajo, la representación en la empresa y la negociación colectiva, y además supone una extensa derogación de la legislación anterior a 1978. Se inicia así una reforma laboral que ha sido solicitada unánimemente por todos los grupos.

Resaltó asimismo que el Gobierno había estado abierto de cara a la elaboración del Estatuto a las aportaciones de empresarios y trabajadores mediante la asunción de aquellos puntos libremente acordados por sindicatos y patronales. Este es el caso, dijo, de los acuerdos UGT-CEOE. Advirtió, no obstante, que ello no suponía ninguna renuncia a la iniciativa legislativa de su partido.

Se extendió largamente sobre las posibilidades de creación de empleo que se desprenden de la regulación de la contratación temporal y resaltó la consagración por el texto de la autonomía de las partes para la negociación colectiva y el abandono del intervencionismo estatal.

Réplica de Carrillo

El secretario general del PCE, Santiago Carrillo, en la defensa de la primera enmienda a la totalidad de su grupo, aprovechó para refutar la intervención del ministro. Dijo que ni él, ni su partido, ni Comisiones, ni la CEPYME, habían negociado cott el ministro. Rafael Calvo ha afirmado que no tiene por qué negociar, dijo Carrillo. «Yo le preguntaría qué es lo que ha hecho el presidente del Consejo de Ministros con los estatutos de Cataluña y del País Vasco.» El Estatuto de los Trabajadores, afirmó, es tan importante o más para la democracia que los de autonomía mencionados. La democracia es frágil, concluyó, y hace falta el consenso.

El PCE ha hecho hasta últimas horas esfuerzos por llegar a un acuerdo, dijo Carrillo, y UCD se ha negado a aceptar la aproximación lograda entre socialistas y comunistas. Y se ha negado porque el Estatuto es obra de la CEOE y este Gobierno defiende los intereses de la mencionada patronal, al tiempo que hace oídos sordos a las reivindicaciones de los trabajadores.

«Si un Estatuto como éste genera un sindicalismo de protesta, de contestación, y no de presión y negociación, la responsabilidad caerá exclusivamente sobre UCD y el Gobierno.» Por último, Carrillo dijo que aún se estaba a tiempo de enmendar la situación, si el Gobierno se levanta en estos momentos y acepta suspender la sesión. Todavía podríamos lograr un Estatuto que fuera aceptado por trabajadores y empresarios.

Con anterioridad a Carrillo intervino el diputado Bandrés, del Grupo Mixto, en defensa de la enmienda a la totalidad que habla presentado su partido. El diputado vasco criticó duramente el texto del Estatuto, que, según él, reduce los derechos que los trabajadores disfrutaban bajo el franquismo, propicia el despido e impide un marco de relaciones laborales autónomas para Euskadi. Terminó pidiendo al PSOE que rompiera sus pactos con la CEOE y se pusiera al lado de los trabajadores. De estos trabajadores, dijo, que durante tanto tiempo fueron defendidos por aquel partido.

Posteriormente tornaron la palabra los diputados Aguiriano y Vida Soria, para replicar a las distintas alusiones que se les había hecho por parte de los grupos que habían intervenido con anterioridad.

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