Presentación en Madrid de "Los mares del Sur", premio Planeta 1979
Manuel Vázquez Montalbán dijo anoche, en la presentación de Los mares del Sur, novela de la que es autor y que fue último Premio Planeta, que no estaba dispuesto a pedir perdón por haber obtenido el galardón mencionado, dotado con ocho millones de pesetas. Tampoco, dijio, está dispuesto a pedir perdón por ser comunista
A Manuel Vázquez Montalbán le presentó Jesús Aguirre, director general de la Música. La presentación de la novela finalista, Las mil noches de Hortensia Romero, de Fernando Quiñones, fue realizada por la escritora Carmen Martín Gaite. A todos los introdujo el editor José Manuel Lara, quien, en su disertación previa, puso de relieve la caballerosidad de Leopoldo Azancot, quien, con su novela Fátima, quedó en tercer lugar en el concurso ganado por Vázquez Montalbán, retiró su novela de la editorial Planeta y ayer acudió al hotel Ritz de Madrid a felicitar a los que habían obtenido las mayores calificaciones del premio. Un aplauso, demandado por el señor Lara, fue el premio obtenido por la caballerosidad que el editor ponderó de Leopoldo Azancot.José Manuel Lara dijo en su discurso que el hecho de que su editorial premiara en tres años sucesivos a distintos escritores de ideología comunista era una fórmula infalible para quitarle militantes al PCE. La broma fue recogida por Vázquez Montalbán, miembro del comité central del PSUC, el partido de los comunistas catalanes. Agradeció, en efecto, el empeño del señor Lara de quitar cada año militantes a su partido, porque si esta disminución de la militancia se paga a ocho millones anuales, este podría ser un método infalible para ir destruyendo el sistema capitalista.
Más en serio, Vázquez Montalbán precisé los términos en que había aconsejado, la pasada semana en Roma, la lectura de la Autobiografía de Federico Sánchez, de Jorge Semprún. En su consejo, el señor Vázquez Montalbán no ve contradicción alguna con su carácter de dirigente del PSUC. El libro de Semprún, dijo, forma parte del patrimonio de los comunistas de este país, y también es un motivo de reflexión para analizar el carácter y el esfuerzo democrático de los mismos, que en su día expulsaron a Semprún. El ganador del Planeta cree que este último punto de su teoría no fue convenientemente recogido por los titulares de los periódicos, que, en este caso, dijeron un 50% de la verdad con respecto a sus declaraciones acerca del debatido volumen de memorias de Jorge Semprún,
Jesús Aguirre hizo un recorrido minucioso por la obra última de Vázquez Montalbán y le reprochó en algún punto de su intervención, al autor de Los mares del Sur, que hubiera recomendado la lectura de la autobiografía de Federico Sánchez, «de mi irrenunciable amigo Jorge Semprún». «Lo que debía recomendar Vázquez Montalbán», señaló el director general de la Música, «es la excelente literatura francesa de Jorge Semprún y no una literatura castellana como la que se contiene en aquel libro; o también, El largo viaje.»
Para Jesús Aguirre, la novela de Vázquez Montalbán es «una especie de novela, guisa de memoria, crónica aparentemente hecha de recortes de la hemeroteca que habita en la memoria del corazón, o de la irritación». Más que una presentación, Jesús Aguirre quiso hacer, y lo logró, una representación de Vázquez Montalbán. Recomendó al público que lo mirara bien, que analizara si era más tímido que agresivo, o más agresivo que tímido, y recomendó que se le mirara atentamente porque él llevaba mucho tiempo tratando de buscar a Manuel Vázquez Montalbán, cuyas capacidades de escritor y de gastrónomo sugiere la posibilidad de escribir algún día un libro que, como los que se dedican a Balzac o a Zola, en Francia, podría titularse Montalbán a la mesa.
Carmen Martín Gaite hizo una lírica presentación de la figura literaria y humana de Fernando Quiñones, cuyas historias propias y ajenas siempre han reflejado su peculiar interpretación de la vida desde que, llegado de su Cádiz natal, fuera descubierto en Madrid por Ignacio Aldecoa. En Las mil noches de Hortensia Romero, largo relato en el que una prostituta gaditana de 55 años cuenta su vida ante el magnetófono de una psicóloga, se refleja la actitud natural que según Carmen Martín Gaite tiene Quiñones para disfrutar con el habla. Es un escritor, Fernando Quiñones, que es capaz de abandonar circunstancialmente su carácter andaluz para construir con el verbo de Hortensia Romero un lenguaje con criterios válidos para ser entendido universalmente. «Y cuidado que hay que ser un pedazo de escritor para darle la palabra a una puta gadinata de 55 años y hallar en su lenguaje no aquello que es típico, sino lo atípico, la desconcertante libertad de Hortensia Romero».
Fernando Quiñones declaró al término, ante el público que llenaba el salón del Ritz, por qué razones era el finalista más alegre de los Planeta. Aparte de los seis talegos de diferencia que le separan del ganador, Fernando Quiñones se mostró orgulloso de quedar segundo en un concurso ganado por Manuel Vázquez Montalbán.
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