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Eco inesperado de las críticas de Amendola en el PCI

Juan Arias

Sorpresa en el Comité Central del Partido Comunista italiano (PCI). Fuera de programa, el secretario general, Ennico Berlinguer, se levantó ayer para responder a la intervención del anciano líder Giorgio Amendola, el cual, con el semblante erosionado por la gravísima enfermedad que le afecta desde hace meses, no sólo respondió a las críticas lanzadas contra su artículo en la revista Rinascita, sino que reiteró sus ataques citando a dirigentes del PCI con nombres y apellidos.A la hora de transmitir esta crónica no se conocía aún la respuesta escrita de Berlinguer a Amendola, pero los observadores afirman que el secretario del partido se ha visto forzado a replicar, porque las afirmaciones de Amendola habían recibido en el Comité Central y en la base del partido un eco que nadie se esperaba, demostrando que no es verdad que está aislado dentro del partido.

En realidad, el Comité Central, que se había reunido para estudiar toda la organización del partido y el problema de los misiles europeos, ha quedado monopolizado por el «caso Amendola».

Varios de los líderes que más peso tienen en el partido, aunque criticaron el «método» de Amendola, se mostraron curiosamente de acuerdo con muchas de sus afirmaciones, empezando por Alessandro Natta y Gerardo Chiaromonte. Amendola, en su réplica, había afirmado: «Dicen que estoy aislado, pero esto me honra, porque luché siempre para no dejarme enjaular en corrientes y facciones. » Y añadió: «Pido para mí y para mis zompañeros la libertad de poder criticar.»

A Pajetta, que le había acusado de «haber ofendido a la clase obre.ra de Turín», le respondió que ha sido una gran responsabilidad del partido el haberse detenido ante la puerta de las fábricas en el problema del terrorismo, «delegando la papeleta a los sindicatos». A Lama le dijo que la Democracia Cristiana empuja la carrera de la inflación y que quedarse con los brazos cruzados significa volver hacia el fascismo, y que «a los obreros hay que decirles toda la verdad, sin engañarles». A Berlinguer, de quien apreció el «tono civil» de su crítica, le respondió que «no le convencía» y que no se puede esperar a que los conservadores cambien la sociedad, porque no lo harán nunca: «Somos nosotros, las fuerzas progresistas», dijo Amendola, «quienes debemos tener el valor de transformar la sociedad con una gran campaña mundial y europea a favor de un nuevo orden económico.» «No se puede», le dijo a Berlinguer, «pedir todo y lo contrario de todo. Deben saber llevar una lucha coherente e ir mucho más allá de las clásicas afirmaciones verbales, en las que no cree ni la base del partido.»

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