Antonio Jara: "El Ayuntamiento ha llegado al límite de su credibilidad"
«Yo no sé si los pactos de abril valen o no, si están o no en vigor todavía. Lo que sí sé es que en Granada han servido, hasta ahora, poco más que para elegir alcalde, y la elección de alcalde debe ser el primer paso de la gestión municipal, y no el último», dijo ayer a EL PAIS el nuevo alcalde de Granada, Antonio Jara, del PSOE, poco después de su proclamación. El señor Jara, de 32 años, casado y padre de dos hijos, es profesor de la facultad de Derecho de la Universidad granadina y ocupaba en el Ayuntamiento la tercera tenencia de alcaldía y la presidencia de la Delegación de Urbanismo.«En cualquier caso, yo estoy convencido de que la situación ahora no permite muchas alternativas y creo que está pidiendo a gritos un plan de emergencia, elaborado, suscrito y ejecutado por todos los grupos políticos municipales, sin exclusiones», añadió el nuevo alcalde. «Creo que nadie tiene derecho, ni por razones personales ni muchísimo menos partidistas, a eludir esta responsabilidad política con Granada.»
El señor Jara calificó la situación actual del Ayuntamiento como «bastante grave y penosa, a la vez», y dijo que, en estos momentos, la Corporación municipal se encuentra «exteriormente cercada e interiormente crispada».
«Creo que el Ayuntamiento granadino ha llegado ya casi al límite de su credibilidad popular, democrática, a cuya erosión, de una manera más o menos alegre e irresponsable, todos, absolutanente todos, hemos contribuido», afirmó.
Preguntado por los problemas concretos y de mayor gravedad a os que tendrá que hacer frente desde la alcaldía, el profesor Jara ,numera los siguientes: crispación política entre los distintos grupos, debilidad ostensible de la autoridad municipal («hay un desacato sistemático premeditadlo de las órdenes de la autoridad municipal, así como una violación palpable de las ordenanzas municipales»), colapso de importantes servicios en el Ayuntamiento, falta de respaldo corporativo a los delegados, desmoralización y desconfianza del pueblo en la gestión municipal y, por último, una situación económico-fmanciera en bancarrota.
Respecto al polémico tema de Hipergranada, cuya construcción ilegal en zona de protección agrícola del plan comarcal fue la detonante de la crisis municipal precisamente promovida por el propio señor Jara. Desde la delegación de Urbanismo, el nuevo alcalde dijo: «Hay que restablecer el orden urbanístico, violado, despreciado como en los peores tiempos. Para ello hay que cumplir la ley y la ley impone la demolición, razonamiento que también es válido para cualquier otro edificio ilegal. Al mismo tiempo, creo que hay que salvar los problemas que esa actuación acarree. No hay ni persecución discriminada, ni animadversión contra el hiper, ni, por supuesto, sadismo urbanístico. Hay que procurar el menor daño posible a las cooperativistas, y, en mi opinión, existe la posibilidad de reducir los perjuicios, siempre que haya buena voluntad por su parte. Ahora bien, cualquier posible solución pasa por la firma del decreto de demolición, lo que no quiere decir, como bien dijo el consejero de Urbanismo de la Junta de Andalucía, que haya que destruirlo.»
Aludiendo a los votos de los concejales andalucistas que, según una nota hecha pública ayer por su partido, le habían sido regalados para que UCD no se hiciera con la alcaldía, el señor Jara comentó que «el PSA no ha hecho más que cumplir con el pacto firmado en abril y con el compromiso adquirido ante sus propios electores».
En relación a las acusaciones personales hechas contra él por algunos dirigentes andalucistas, así como el intento de presionar al PSOE para que nombrara otro candidato a la alcaldía, Antonio Jara dijo que tenía escrita una carta de réplica al PSA desde el día 12, pero que «este no es el tema que hoy preocupa a los granadinos, ni la mejor muestra de preocupación que podemos dar nosotros por Granada; así que no pienso bajar a ese terreno por mucho que se me instigue».
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