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El Gobierno sólo utilizó fotografías en sus análisis médicos sobre las supuestas torturas

El secretario de Estado para la Información, Josep Meliá, confirmó ayer, en el curso de una conferencia de prensa, que el informe realizado por la Escuela de Medicina Legal de la Universidad de Madrid, y que sirvió de argumento al Gobierno para calificar de falsas las supuestas torturas a Mikel Amilibia y a Izaskun Arrazola, fue redactado por los especialistas tras el estudio de unas fotografías de los presuntos torturados. Por tanto, éstos no han sido reconocidos personalmente.

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El portavoz del Gobierno señaló que sólo se habían estudiado las fotografías, porque estas fueron las únicas pruebas presentadas por el diputado Bandrés al Ministerio del Interior, «acompañadas de una cuartilla con datos y sin membrete», y que no le correspondía a la Administración el tomar otras iniciativas. Asimismo, el señor Meliá lamentó que este tema de las torturas haya pasado al ámbito político sin permanecer en el terreno de lo penal, y sin precisar en qué fechas podrán obtenerse conclusiones jurídicas, afirmó que hay que dejar ahora que progresen las investigaciones judiciales.En el curso de la conferencia de prensa, el portavoz-gubernamental distribuyó una copia del citado informe de la Escuela de Medicina Legal de Madrid, en el que aparecen borrados los nombres de los autores del documento, y que dice así en sus primeros párrafos: «A solicitud de la Dirección General de la Guardia Civil, tras el examen de las fotografías que nos han sido aportadas, así como del estudio de otros antecedentes del caso, y basándonos en nuestra experiencia personal, y tras recabar la opinión de un dermatólogo, de un médico de empresa eléctrica con largos años de experiencia y de un eminente cirujano plástico, especializado en quemaduras, informan lo sigluiente: "La herida que se aprecia en la fotografía... " », etcétera.

En el documento, que incluye cinco páginas, se descarta que las marcas de las muñecas de uno de los detenidos se deben a su suspensión con un cordel fino; se añade que las señales en el estómago, «parece que se trata de uñadas producidas por el propio lesionado» y sobre las lesiones «ulcerosas de los muslos» el informe descarta la marca eléctrica y sugiere que un cigarrillo encendido podía haberlas producido.

El tema de las quemaduras eléctricas constituye la base del debate, a juicio de Meliá, dado que éste fue el principal argumento presentado por Bandrés. Y es en ello en lo que se apoya el funcionario del Gobierno para argumentar la acusación de falsedad de torturas, aunque, en su declaración de ayer, Meliá insistió en la idea de que el «Gobierno no niega la posibilidad de que en algún momento los funcionarios de la Administración puedan trasgredir la ley», pero que en los casos concretos citados, vistos los citados análisis, no hubo tal trasgresión.

El portavoz oficial señaló también que las supuestas víctimas de las torturas no se habían presentado al forense, que desconocía la existencia de un acta notarial sobre las fotografías, y que si las quemaduras no eran eléctricas sino producidas por otros medios, que ello no formaba parte de las acusaciones presentadas.

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Destacó también que Garaikoetxea ha señalado en sus declaraciones «la dificultad a la hora de presentar pruebas».

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