Buenos precedentes
ideológicos revolucionarios tiene la nueva sede de la embajada de España en Moscú, inaugurada ayer. Está situada en el centro de la capital soviética y es un palacete en el que nació Kropotkin, en 1842. En esta casa se reunía Kropotkin con otro príncipe ruso, Bakunin, y en los últimos años de su vida, que se desarrollaba en la indigencia, Lenin, el padre de la revolución de octubre de 1917, le llevaba provisiones especiales y medicinas. El viejo anarquista lo agradecía todo. A cambio, intentó convertir a Lenin a su filosofía, sugiriéndole que reemplazara la coerción por la persuasión y la cooperación voluntaria, como base de la organización social. La de ayer fue, en la embajada española en Moscú, una buena ocasión para realizar estas evocaciones revolucionarias.