Más palabras que acuerdos en la visita a Gran Bretaña
El primer ministro chino, Hua Guofeng, abandonó ayer Gran Bretaña con destino a Italia, próxima etapa de su periplo europeo, dejando a sus anfitriones británicos llenos de argumentos ideológicos sobre «los intentos hegemónicos soviéticos», pero sin grandes esperanzas de poder incrementar a corto plazo el comercio anglo-chino.
En términos prácticos, Gran Bretaña sólo ha conseguido plasmar por escrito dos tratados de intercambio, que por sí solos no justifican el despliegue realizado ante Hua por el mundo oficial y privado británicos. Los dos tratados se refieren a los intercambios culturales y a un acuerdo de aviación civil por el que se establece una línea regular entre Londres y Pekín a partir de abril.
Aunque el dirigente chino manifestó que las perspectivas de intercambios comerciales entre los dos países eran excelentes, advirtió, sin embargo, que la economía china necesitaba un período de adaptación y ajuste de sus estructuras antes de poder lanzarse a una modernización.
La ausencia de resultados concretos en el campo comercial ha estado compensada por una identidad de puntos de vista en el campo de la política exterior entre los dirigentes de ambos países, especialmente en lo que respecta a la Unión Soviética.
Hua ha aprovechado dos ocasiones para lanzar lo que los observadores han calificado de sus más duras críticas contra la Unión Soviética en su viaje.
El premier chino se despachó a gusto contra «los intentos hegemónicos y agresivos» por parte de una gran potencia -eufemismo chino para no mencionar a Rusia por su nombre- y abogó por una Europa fuerte y unida.
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