Volvió la distensión a los debates del Estatuto del Trabajador
Tan sólo seis artículos fueron dictaminados ayer por la Comisión de Trabajo, que estudia el proyecto de ley del Estatuto del Trabajador. La sesión, que en un momento dado estuvo a punto de deparar una ruptura estrepitosa entre los partidos de la oposición y UCD, terminó, de forma distendida. La izquierda, a lo largo de la mañana, vio derrotadas todas sus enmiendas o sugerencias de forma sistemática, a pesar de que votaban en bloque, por el partido del Gobierno.
La sensación de impotencia e irritación llevó a los socialistas a adelantar que revitalizarían su enmienda a la totalidad de cara al Pleno del Congreso, al diputado Bandrés, a proponer a todos los misión ole Trabajo, y a Marcelino Camacho, a anunciar nuevas movilizaciones para explicar a los trabajadores la situación.Hacia la una de la tarde se interrumpió la sesión por unos momentos y, sorprendentemente, al reanudarse la misma, la crispación desapareció, UCD volvió a aceptar enmiendas de los socialistas, y los comunistas y andalucistas volvieron a verse en muchas votaciones desasistidos del apoyo socialista. Tanto socialistas como centristas niegan que en el intervalo hubiera habido negociaciones entre las dos minorías mayoritarias.
La polarización de los diputados en dos bloques, la izquierda frente al partido del Gobierno, con el PNV y la Minoría Catalana marginándose voluntariamente de tomar partido, fue el resultado de los enfrentamientos, que ya habían tenido lugar en la tarde anterior. La noche del martes, al término de la sesión, hubo una reunión entre los representantes comunistas y socialistas -tal vez la primera de cara a este debate-, que podría explicar en buena medida el frente común de la izquierda ante la intransigencia deniostrada por UCD en horas anteriores.
Por otra parte, en la sesión de la mañana hubo una queja formal del diputado socialista Pablo Castellano al presidente de la Comisión, Martín Oviedo, por el nulo trabajo de la ponencia. «Llamar dictamen a lo que ha hecho la ponencia no es un eufemismo, es un insulto.» Martín Oviedo, por su parte, respondió al diputado socialista que el dictamen había sido firmado por todos los grupos, incluido aquél al que pertenece el señor Castellano, sin ninguna reserva.
Seguridades al PSOE sobre secciones sindicales
La sesión de la mañana, que comenzó en un ambiente más distendido que el que se respiraba en la jornada anterior, se abrió con el examen del artículo 16 del proyecto de ley, que se titula «Inviolabilidad de la persona del trabajador». El texto, en realidad, regula todo lo contrario: «Podrán realizarse registros sobre la persona del trabajador, en sus taquillas y demás efectos particulares», en determinados supuestos y con determinadas garantías. A estos supuestos y garantías se referían las enmiendas presentadas al mismo.
Los socialistas presentaron una enmienda que se centraba en otorgar mayor fuerza a la presencia de un representante de los trabajadores en el momento del registro y en la supresión del término «legales» que el Gobierno añade a los representantes de los trabajadores. UCD propuso una fórmula transaccional para el primer aspecto y ofreció seguridades de que el término «legales» no presuponía la exclusión de la sección sindical como representante de los trabajadores. El término debía mantenerse, según el portavoz centrista, para evitar que se pudieran erigir representantes espontáneos de los trabajadores; pero en acta constaría -para disipar cualquier duda de los socialistas- que no significaba atribuir el monopolio de la representación a delegados de personal y comités de empresa. Todo ello fue aceptado por los socialistas y comunistas, que retiraron una enmienda propia, aprobándose por unanimidad.
Tras esta aprobación, comenzó un auténtico calvario para la izquierda. UCD no sólo derrotó de forma sistemática cuantas proposiciones hizo la izquierda para modificar el texto de los artículos referentes a «Seguridad e higiene» (diecisiete) y a «Dirección y control de la actividad laboral» (dieciocho), sino que aprobó enmiendas propias que añadieron restricciones -según los socialistas- al papel de los trabajadores. Con variaciones mínimas, por diecisiete votos a favor, catorce en contra y dos abstenciones, UCD rechazó un total de treinta enmiendas propuestas por la oposición en el plazo de hora y media, e impuso las suyas propias y el texto del proyecto. Prácticamente en todas las votaciones la izquierda (PSOE, PCE, PSA y Bandrés) comparecieron juntos frente a UCD, en tanto que PNV y Minoría Catalana se abstenían.
En cuanto a puntos concretos, en el artículo referente a seguridad e higiene, UCD y CD restringieron la participación del trabajador en la inspección y control de la misma a los casos en que no se cuente «con centros especializados competentes u órganos en la materia a tenor de la legislación vigente». Asimismo, fueron desechadas -aunque hubo intentos transaccionales- las propuestas de la izquierda para garantizar la paralización inmediata del trabajo, por acuerdo de las tres cuartas partes de la plantilla, en casos de un riesgo grave e inminente de accidente.
En el artículo siguiente, relativo a dirección y control de la actividad laboral, se recogen amplísimas facultades para el empresario, entre las que se cuenta, y fue una de las más contestadas por la izquierda, la posibilidad de que un médico de la empresa verifique el estado de enfermedad o accidente de un trabajador, independientemente de la baja que le haya sido concedida por médicos de la Seguridad Social. La negativa del trabajador a tal verificación podrá determinar -dice el artículo- «la suspensión de los derechos económicos que pudieran existir a cargo del empresario por dichas situaciones». Y ¡da Soria, el portavoz del PSOE, dijo que el artículo parecía sancionar las dudas que tiene el empresariado sobre los profesionales de la medicina de la Seguridad Social, y que con respecto a este artículo puede que tuviera algo que decir el Colegio de Médicos.
Los socialistas, dispuestos a una enmienda a la totalidad
La sesión se suspendió tempo ralmente en este punto, en un clima de impotencia e irritación entre los parlamentarios de izquierdas Bandrés propuso a socialistas y comunistas, en presencia de los periodistas, que la izquierda en bloque abandonara la Comisión de Trabajo. «A ver si se atreven los de UCD a seguir aprobando artículos del Estatuto del Trabajador ellos solos.»
Los socialistas anunciaron su intención de revitalizar su enmienda a la totalidad del proyecto de ley y presentarla al Pleno del Congreso. Marcelino Camacho, líder de Comisiones Obreras y portavoz del PCE, volvió a hablar de movilizaciones para explicar a los trabajadores lo que estaba sucediendo, e insistió que, si no se modificaban las actuales circunstancias, el Estatuto del Trabajador es ya una ley muerta. Aguiriano, del PSOE, dijo que lo acordado va contra la legislación establecida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y su compañero Valentín Antón dijo que «UCD, por combatir la picaresca de los trabajadores, ha abierto las puertas a un truhanismo empresarial sin cortapisas».
UCD vuelve a votar con el PSOE
En los veinte minutos que duró la interrupción de la sesión, que fueron aprovechados por los diputados de izquierda para hacer las mencionadas declaraciones a la prensa, algo más debió suceder, a juzgar por la reanudación del debate.
Se examinó el artículo 21, titulado pacto de no concurrencia, al que UCD tenía presentada una enmienda que retiró, al tiempo que votaba en sus diferentes apartados a otra presentada por el PSOE. El PSA, en varias enmiendas, y el PCE, en otra al cuarto apartado de este artículo, se vieron abandonados de nuevo, a la hora de las votaciones, por los socialistas.
Durante la sesión de la tarde continuó la distensión en los debates. En el examen del artículo 20, relativo a la formación y promoción profesional, UCD aceptó parte de una propuesta socialista mediante una enmienda transaccional; no transigió, sin embargo, pese a los esfuerzos de Marcelino Camacho por contribuir al acuerdo, en asumir una sola línea de las propuestas del Grupo Comunista. Pablo Castellano explicó la asunción de la enmienda comunista derrotada por su grupo, y en otros momentos del debate, los socialistas hicieron verdaderas filigranas dialécticas para justificar su no apoyo a enmiendas comunistas o para intentar de alguna forma que aquéllas se recogieran. Uno de estos intentos provocó una larga interrupción en los debates. Terminó la sesión con la discusión del artículo 21, relativo a la clasificación profesional, en el que de nuevo UCD y PSOE llegaron a acuerdos parciales
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