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Las negociaciones España-CEE, a velocidad de crucero, según Bassols

Los temas relativos a la unión aduanera, la fiscalidad y la siderurgia constituyeron el eje de la segunda ronda de negociaciones para el ingreso de España en el Mercado Común, celebrada en Bruselas a nivel de embajadores. «Hemos entrado en la velocidad de crucero de las negociaciones», declaró Raimundo Bassols, embajador de España ante las Comunidades. Confirmó el respeto del calendario previsto por las conversaciones y la próxima sesión, a escala ministerial, para el 18 de diciembre. Por parte española, el ritmo se considera satisfactorio. Por el momento, se trata de confrontar puntos de vista, sin que se haya entrado todavía en los temas de fondo, que, sobre todo en cuanto a períodos transitorios y agricultura, son los que verdaderamente marcarán la velocidad de crucero.La reunión duró 45 minutos, «tiempo que no puede considerarse corto, dada la técnica de ese tipo de negociaciones», según Bassols. Se intercambiaron, en realidad, tres documentos: uno comunitario, sobre fiscalidad, y dos españoles, relativos a temas técnicos aduaneros -en respuesta a la anterior ronda negociadora del 18 de septiembre- y sobre productos CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), donde se incluye el sector siderúrgico.

La Comunidad, por su parte, no sacó su base negociadora en el capítulo CECA, por diferencias, al parecer, entre países miembros a propósito de las «acciones anticipadas» que la Comisión Europea quiere incluir en el paquete negociador CECA.

Se trata, en realidad, de proponer a España una serie de operaciones coordinadas con el «programa de reestructuración siderúrgica» de la CEE. Este plan está en vías de elaboración por parte del belga Etienne Davignon, responsable comunitario del sector industrial, que no recoge el visto bueno de todas las capitales de los nueve países del Mercado Común, recelosos, en algunos casos, del dirigismo desde Bruselas en torno a la forma de superar la actual crisis siderúrgica europea.

Aunque no hay todavía un documento oficial CECA por parte de los nueve, no se ignpran sus grandes líneas (publicadas por EL PAIS el pasado 5 de este mes). España avanzó su programa negociador en tal sector, basado en cuatro puntos capitales: l.º aceptación por España de la realidad comunitaria; 2.º, aproximación del arancel español al CECA de manera escalonada y simétrica durante un período transitorio, al igual que el que se practique en el conjunto de productos industriales; 3.º, aplicación en España del sistema de precios CECA desde el momento de la adhesión; 4.º, petición a la Comunidad de supresión de las restricciones a las importaciones y exportaciones de algunos productos siderúrgicos (chatarra, en particular).

Bassols informó también a la prensa de la entrega, por parte comunitaria, del dossier fiscalidad. «Documento denso y delicado» puntualizó el embajador. Madrid responderá en su próxima tanda negociadora en el capítulo fiscal. La diferencia de sistemas fiscales entre España y la CEE, sobre todo en materia de desgravación a la exportación e impuestos a la importación serán los puntos de roce. La aplicación en España del sistema IVA (impuesto sobre el valor añadido) será otro elemento clave del capítulo fiscal.

Por último, el embajador Raimundo Bassols insistió en el carácter normal de que sea el Gobierno español, en algunos casos, el que adelante posiciones negociadoras, sin esperar necesariamente las posturas de la CEE. Técnica que demuestra a los comunitarios el deseo del ministerio de la trinidad, que dirige Leopoldo Calvo Sotelo, de no querer perder tiempo. Estrategia, sin embargo, que no evitará los lógicos enfrentamientos que existen en toda negociación, sobre todo en un proceso negociador que se anuncia largo y que los comunitarios parecen inclinados a dilatar, desde el momento en que se demostró -el mismo día de la apertura oficial de las negociaciones, el 5 de febrero de este año- que las filosofías son distintas: a partir de la fecha de adhesión (posiblemente 1 de enero de 1983), la CEE quiere un período transitorio de adaptación corto para la industria y largo para la agricultura. España, como es natural, desea ligar agricultura e industria en un mismo bloque.

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