Campaña mundial contra las minas de uranio

Las minas de uranio, primer eslabón en el ciclo de la energía de origen atómico, serán el próximo objetivo sobre el que se centrará la actividad antinuclear de la Federación Internacional de Amigos de la Tierra, organización que aglutina a grupos ecologistas de veintitrés países. La decisión fue tomada en el congreso anual de esta Federación, que se celebró el pasado fin de semana en la ciudad sueca de Gotemburgo.

Los delegados de la agrupación española de Amigos de la Tierra presentaron una ponencia sobre los efectos de la radiactividad en los mineros que trabajan en los yacimientos de uranio de Extremadura, y afirmaron que muchos de los mineros están muriendo a causa de las dosis radiactivas acumuladas en su organismo. La versión oficial es que estos mineros fallecen de silicosis.España es el octavo productor de uranio en el mundo. Las principales minas están localizadas en Extremadura, Salamanca, Cataluña y Madrid-Guadalajara. A pesar de ello, nuestras reservas sólo podrán cubrir una parte del programa nuclear español y el resto tendrá que ser importado.

La campaña contra la explotación del mineral de uranio podría aumentar aún más los costes del combustible de las centrales nucleares. La amenaza principal procede de Australia, máximo exportador mundial de uranio, donde los sindicatos mantienen un boicot contra las explotaciones de este mineral, y diversos partidos políticos han propuesto que el Parlamento impida las exportaciones de uranio. En Australia y Norteamérica la lucha contra el uranio es aún más compleja que en España, ya que en estos países, a los argumentos de peligrosidad radiactiva que esgrimen los ecologistas, se ha unido la amenaza de aniquilación de los últimos aborígenes de estos continentes, al haberse descubierto las minas de uranio en las reservas donde sobreviven estas minorías étnicas.

Otro tema ampliamente debatido por los Amigos de la Tierra ha sido la actual situación de la Antártida. Según manifestaron, seis de los doce países que se han repartido la soberanía de este continente, pretenden revisar el actual acuerdo internacional que protege a esta zona virgen del planeta, con el fin de comenzar la explotación de los recursos minerales, especialmente petróleo.

Contra este proyecto, en el que están implicadas Norteamérica y la Unión Soviética, se ha formado una comisión de Amigos de la Tierra que asistirá como observadora a las reuniones que los países dueños de la Antártida tienen previstas para revisar el acuerdo vigente.

Según los ecologistas, la explotación industrial de la Antártida podría implicar graves cambios climáticos y la alteración del equilibrio ecológico de los mares.