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Desmilitarizado el control de vuelo en Italia

Juan Arias

Con el decreto-ley aprobado ayer por el Gobierno, con el cual se ponen las bases para desmilitarización de los controladores de vuelo, debería cerrarse el debate sobre un problema sindical que podría haber llevado a Italia a una parálisis de toda la aviación y a un aislamiento del mundo. Sin embargo, los malhumores siguen en pie. En realidad los controladores aún no han dado la última palabra, a pesar de que, fiándose de la promesa del presidente de la República, Sando Pertini, continuaron hasta ayer en su puesto de trabajo.Uno de los puntos neurálgicos de la cuestión puesto sobre el tapete por parte de algunas fuerzas, políticas, aunque en voz baja, es si la iniciativa del anciano Pertini de hacer uso de sus prerrogativas como jefe supremo de las fuerzas armadas, pidiendo y obteniendo del Gobierno la desmilitarización del cuerpo, no podrá sentar un precedente peligroso.

Es verdad que todo el país ha agradecido al presidente su acto de coraje. Pero algunos lo consideraron una bofetada al Gobierno, incapaz por sí mismo de resolver el problema. Ayer, algunos observadores se preguntaban qué podría pasar si mañana no ya los controladores de vuelo, sino «la policía» se levantara en huelga, ya que hace tres años que está pidiendo también la desmilitarización apoyada por los sindicatos de izquierda.

«Se vuela gracias a Pertini», fue el título polémico, a toda página, contra el Gobierno de uno de los más importantes diarios de la capital. Sin embargo, el presidente del Consejo de Ministros, Francesco Cossiga, emitió un comunicado oficial desmintiendo que la acción de Pertini hubiese sido una «interferencia» en los asuntos del Gobierno.

El presidente de la República pudo ayudar a resolver un problema que podía lanzar al país en una aventura peligrosa (hasta el punto que le dieron las gracias los mismos sindicatos), porque tuvo desde el primer momento el apoyo del general Alessandro Mettimano, jefe de Estado Mayor de la Aeronáutica, el cual en varias reuniones anteriores con los demás militares había puesto en guardia, ante la posibilidad de un motín por parte de los controladores, que hubiese sido grave y antipolítico un proceso militar por desobediencia a más de mil trabajadores.

Por otra parte, Mettimano dio a conocer a Pertini que la, desmilitarización del cuerpo «es un problema positivo, con el que está de acuerdo toda la cúpula militar». Sin embargo, el domingo pasado se celebró un encuentro con el ministro de Defensa, Ruffini, enel cual participaron elevado número de altos oficiales del Ejército, en su mayoría generales de la aeronáutica.

Al parecer, el problema que plantean ahora muchos militares es si a los controladores que habían presentado la dimisión se les concede una amnistía general, como ha propuesto Pertini, o bien se les procesa uno por uno, según los motivos que han dado cuando se plantaron en huelga, un delito que puede llevarles a la cárcel por un año, según el Código Militar, y más aún si se considera una suble vación colectiva.

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Otro punto clave de la cumbre fue qué hacer y cómo comportarse cuando en el futuro se planteen cuestiones semejantes de conflicto entre el ámbito militar y el gubernamental.

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