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Dura réplica del PCI a un ataque de Moscú contra el eurocomunismo

Juan Arias

El Partido Comunista italiano ha reaccionado con gran dureza al ataque que el soviético Boris Ponomariov ha hecho al eurocomunismo y al partido de Enrico Belinguer. Y lo ha hecho por boca del número dos del partido, Paolo Bufalini, quien ha llegado a ser sarcástico con el dirigente soviético encargado de las relaciones con los partidos comunistas occidentales, afirmando: «No nos olvidemos que Ponomariov ha hecho el diecisiete», aludiendo a que no posee la sensibilidad suficiente para calibrar sus intervenciones.

Todas las declaraciones de los demás partidos han empujado a los comunistas a dar una respuesta clara y la han dado. La primera cosa que han subrayado los dirigentes comunistas italianos ha sido el hecho que las palabras de Ponomariov fueron censuradas por Pravda y que la misma Tass después de haber dado el miércoles el texto completo, lo volvió a dar cortado más tarde en sintonía con Pravda.El órgano oficial del Partido Comunista, L'Unitá, escribió ayer en un editorial: «Hemos asistido en Moscú a una especie de novela. Esto demuestra que no todo es monolítico y que el eurocomunismo no está muerto; es una cosa que pesa, que cuenta, partido llegó a decir ayer a un grupo de periodistas: «Nosotros no somos una secta, somos un gran partido popular y democrático; hacemos política, nuestra política.»

En la sede central del partido subrayaban ayer que el PCI ha sido el primer partido comunista de Europa occidental que ha tomado postura sobre la cuestión de los misiles y sobre el equilibrio militar y político. Han pedido negociaciones; que se discuta, que se conozca la situación real de las armas en el mundo, apoyando el principio de la política del desarme. Los comunistas se han mostrado de acuerdo con la línea de Schmidt, que quiere aceptar los misiles en Europa, pero antes desea que se apruebe la SALT II y que se efectúen negociaciones.

El canciller alemán, en un debate ayer en directo por televisión con el democristiano Andreotti, los sindicalistas comunistas Lama, Gianni y Agnelli y los periodistas Scalfari, director de Repubblica, y Ronchey, editorialista de Corriere della Sera, dio un buen respiro a los comunistas cuando afirmó que, aunque la presencia de un partido comunista en el Gobierno de un país cercano al suyo no le gusta como principio, sin embargo, su posición sería neutral ante la llegada del Partido Comunista italiano al Gobierno. Mientras tanto, el soviético Ponomariov había afirmado, y ésta fue la manzana de la discordia, que el eurocomunismo está dando un duro golpe al movimiento internacional y que «el comité central del partido PCUS contribuirá con todos sus medios a superar las desviaciones del marxismo-leninismo y favorecerá la conexión del movimiento comunista».

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