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Canorea: "Hemos perdido el doble de lo previsto"

Entrevista con el empresario de Las Ventas

«La temporada de Las Ventas ha ido muy bien por un lado y muy mal por otro; quiero decir... », Diodoro Canorea sorbe un traguito de su san Francisco, con las manos aupa esforzadamente una pierna para cruzarla, pues el abdomen le ha vuelto a ser el que era, «quiero decir que en lo artístico ha sido una excelente temporada, con muchos y buenos carteles, mientras que en lo económico no ha podido ir peor.»

VIDALY no se le ensombrece la expresión, tan tranquilo él, Canorea, imagen del hombre feliz, que parece estar por encima del bien y del mal. Aunque, a lo mejor, la procesión va por dentro. «Va por dentro lo mismo que por fuera. Este asunto del dinero es importante, sí, por supuesto, pero no me quita el sueño.Hice mis cálculos: este primer año, perder; en 1980, equilibrarnos, y ganar en las tres restantes temporadas. Lo que ocurre es que las pérdidas han sido tremendas, el doble o más de las previstas. Si, por ejemplo, pensamos que el saldo negativo sería de treinta millones, ha llegado a los sesenta.»

A lo mejor, pese a los buenos carteles de que habla Canorea, ha ido menos gente a los toros de lo que se preveía. «Sí. Ha ido menos gente, con matizaciones, pero esa no es la razón de las pérdidas, sino que los ganaderos han cobrado por sus corridas una barbaridad; en algunos casos, dos veces lo que teníamos presupuestado. Y, por otra parte, ha habido quien ha abusado de mi situación. Me hice cargo de la plaza sin tener previsto apenas nada, como es lógico, pues no confiaba en que ganaría la subasta, y muchos vaticinaron que la gestión sería un descalabro. De manera que quien quiso y pudo se aprovechó de las circunstancias y exigió lo que en condiciones normales no habría pedido. » ¿Toreros, por ejemplo? « Pues sí, pudieron ser toreros, y otros no necesariamente toreros que intervienen en este espectáculo. Y ahora que hablamos de toreros: se les ha pagado muy bien, por cierto.» ¿Qué cantidad es la más alta que ha abonado en concepto de honorarios? «Muy, muy, muy cerca de los cuatro millones por tarde, a Paquirri y El Viti. Seguramente es la cifra más alta que hayan cobrado nunca en Madrid.»

Luego están otros asuntos, como esos incumplimientos de contrato que en su día señaló EL PAIS, por los que Canorea fue llamado a la Diputación para que explicara el caso. Pero el empresario tiene respuesta para todo: los espectáculos con rejoneadores son corridas de toros, porque se hacen con toros (discutimos el tema durante media tarde y lo mismo habríamos podido estar ante la consumación de los siglos; él, que así es; nosotros, que así no es); el término «toreros del grupo especial», cuya participación exige el contrato de arrendamiento del coso para las corridas de otoño es muy discutible, pues ya no hay sindicato, que es donde se establecían las categorías de los diestros; los festejos sin picadores se darán, se darán, cómo no se van a dar, hombre. ¿Y cuándo? «Seguramente en enero».

De manera que no va más en esta temporada de 1979 y ya debe haber planes, ¿qué planes?, para 1980. «Nos tenemos que reunir los miembros de la sociedad estos días y vamos a pensar bien las cosas. Como novedad, creo que toreará Pepe Luis Vázquez en dos novilladas de la feria de San Isidro, para la cuál ya he comprometido todo el ganado necesario. Y más cosas, que decidiré a su debido tiempo.» ¿La sociedad, Canorea? ¿No es usted el arrendatario único y exclusivo de la plaza? «Sí, pero me respalda la Taurina Hispalense, formada por catorce socios, y ahora estoy en contacto con la Diputación para que se la incluya en el contrato de arrendamiento, si bien continuando yo como único responsable.»

Más proyectos: quizá este invierno se empiece a aplicar la fórmula de venta de abonos a plazos; va a estudiar seriamente el empresario la posibilidad de dar festejos los jueves, preferentemente en la primera mitad de la temporada, la cual piensa debe tener su mayor contenido entre marzo y agosto, «pues septiembre y octubre son meses malos»; y hay que procurar, sobre todo, rescatar esa afición, numerosa y de gran calidad, que hace tiempo dejó de ir a los toros. «En las novilladas de presentación de Pepe Luis Vázquez se vio que hay en Madrid una afición magnífica; esos días volvieron a Las Ventas, después de años de no acudir a la plaza, muchos aficionados».

Muy tranquilo, muy afable y muy feliz, y más arrelanado en ese sillón de mimbre igual al que sirvió para que Emmanuelle mostrara sus triunfos. Bueno, entre Canorea y Emmanuelle hay una distancia, un aire, un peso, un traje. Pero, por otras razones, también le cuadra el regio asiento para dirigir el cotarro taurino. Ahora su humanidad se ensancha y sonríe: «Ya vé, decían que me iba a estrellar como empresario de Las Ventas y aquí estamos; sólo quedan cuatro años.» Mas conviene interpretar con ciudado las palabras. Ese «sólo quedan cuatro años» puede significar «aún quedan cuatro años», porque en 1980, los 161 millones y pico del canon serán menos que ahora en su valor adquisitivo, en 1981 menos aún, y en 1982 estará la gran oportunidad del campeonato mundial de fútbol, que le permitirá montar en el mes de junio casi tantas corridas como durante la feria de San Isidro en mayo. Lo que no podrá, en cambio, Canorea, es subir los precios de las localidades. como consecuencia de una de las condiciones del contrato de arrendamiento. Claro que -ya lo hemos visto- es experto en interpretar las cláusulas de forma positiva para sus intereses.

Su intención principal -nos dice expresamente- es mejorar el año próximo el número y calidad de los carteles. ¿A pesar de las presiones, como tenemos la impresión de que ha sucedido este año? Por ejemplo, a ellas se ha podido deber la cantidad de toreros de Albacete que han toreado en Las Ventas, la insistencia en contratar rejoneadores... « Recomendaciones siempre hay», reconoce el empresario, «pero no se pudieron notar mucho pues da la casualidad de que en Las Ventas han toreado todos. Y en cuanto a los rejoneadores, éstos son rentables y además se trata de buenos amigos. Yo fui el primero que los incluyó en la feria de Sevilla, el primero que les pagó un millón. Pienso que estas son buenas razones para traerlos a Madrid. Sin embargo, el próximo año no vendrán tantas tardes (al menos los domingos y festivos), y en cuanto a la estructura de la temporada, puedo garantizarle que será tan buena como exige la categoría de la plaza. Cuando las cosas se hacen con interés y cariño, no hay problemas.»

Ahora ya es el de siempre este Canorea singular, pero en sus primeros meses de gestión perdió treinta kilos, y sufrió un ataque de diabetes aguda. Dice que lo superó muy bien y debe ser verdad, porque después del San Francisco dulzón pide coñac y, le sienta de maravilla. En efecto, parece que está por encima del bien y del mal. Más, mientras tanto, la afición, que es su clientela, aún no ha perdido los recelos. Sin ir más lejos, no entiende que ya no haya toros en Madrid, en pleno mes de octubre.

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