Rocky Sharpe: "El «rock» Doo Wah es música honesta"
Entrevista con el grupo que enfoca los ochenta con música de los cincuenta
A lo largo de todo este verano ha sonado por todas partes un nombre increíble envuelto en rock and roll vocal. Era (y aún es) Rama lama ding dong, debida a Rocky Sharpe and The Replays, y que no debe ser confundido con Shama lama ding dong ni con Lama lama ding dong, canciones también de la época, pero que no tienen nada que ver con lo que nos ocupa. Estos días están en España para hacer la consabida televisión y darse a conocer de palabra, ya que no de presencia escénica. Junto a ellos y como uno más del grupo Mike Vernon, uno de los productores más mitificados de la historia del rock; John Mayall, Chicken Shack, Ten Years After, David Bowie, Fleetwood Mac, Focus o B. B. King, entre otros.
-¿A qué viene el éxito repentino de un estilo de rock and roll vocal que parecía enterrado desde los años sesenta?-Bueno, ya se sabe, en realidad esta música no ha pasado nunca, siempre ha estado ahí y siempre ha habido gente como nosotros haciéndola. Si lo que pretendes decir es que esto representa un atraso en la evolución del rock, no estamos de acuerdo, mucha gente no conoce esto para nada y se encuentran con una música fresca, creada por grandes compositores y que, debido al predominio de lo último, había sido casi olvidada. Ahora, con la confusión enorme que existe, un grupo como nosotros, que llevamos trabajando en ello desde 1971, puede grabar e incluso tener éxito.
-Lo que también ocurre es que esta música Doo Wah evolucionó en su momento y su recuperación puede no pasar de un simple trabajo arqueológico y oportunista. ¿No es así?
-En primer lugar, tendemos a no recoger superéxitos conocidos por todo el mundo, sino canciones que son tan buenas como dichos éxitos, pero que entonces no tuvieron un reflejo en ventas, así que nada de oportunismos. En cuanto a la evolución..., intentaremos seguir haciendo esto, incluyendo canciones nuestras en mayor cantidad.
-En todo caso, el trabajo de Rocky Sharpe and The Replays es una reconstrucción, ante todo, de un sonido, superado hoy por las técnicas de grabación modernas. ¿Hasta qué punto tiene sentido?
-Cuando grabamos intentamos olvidamos de las facilidades de los estudios actuales. Pero no es que tengamos un exclusivo interés histórico; es que la base de esta música es lo que podría llamarse un sonido honesto. Los instrumentos y las voces suenan tal cual son, y de esta manera se aumenta la inmediatez de la música, su espontaneidad. Este, creemos, es uno de sus mayores atractivos.
-Cuando nació este estilo de grupos vocales (Estados Unidos, años cincuenta), la base de su trabajo eran las actuaciones, sobre todo, en salones de baile, colegios y universidades. ¿Cómo está la situación en la actualidad?
-Mal. En primer lugar, aquellos grupos, como nosotros ahora, eran puramente vocales y necesitaban un grupo instrumental que les apoyara. De este tipo de conjuntos había cientos, por lo que no era difícil encontrar alguno dispuesto. Hoy, casi todos los músicos forman su propio grupo y hacen su propia música, de tal manera que es enormemente costoso plantearse el tema de las actuaciones. Hasta ahora no hemos podido más que hacer televisiones y cosas de este estilo; pero, en resumidas cuentas, la situación es inversa: antes tenías que actuar para poder grabar.
Rocky Sharpe, sus chicos, Mike Vernon y Rama lama son un suceso extraño dentro del rock; son un reflejo anacrónico, aunque divertido, de una música que mereció y merece la pena, pero que pertenece a otra época. Hoy, los condicionamientos son otros. La historia no es tan cíclica como ellos piensan; pero es igual; el rock and roll no ha muerto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.