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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Información contra terrorismo

CIRCULA UNA tesis sobre el tratamiento informativo que deben recibir los movimientos terroristas que apunta a la conveniencia de restringir las noticias y los informes sobre el terrorismo, en el supuesto -que es cierto- de que aquél siempre se procura el plus de propaganda gratuita de la prensa legal. Es una tesis que intenta implantarse a escala europea y que propician abiertamente casi todos los Gobiernos en brega con el fenómeno terrorista, y que asumen algunos círculos de profesionales del periodismo de alguna forma incardinados con los poderes políticos.La teoría de que el terrorismo puede recibir un rudo golpe a base de que los medios de información silencien sus motivaciones ideológicas y, en determinados casos, hasta la mera comisión de sus delitos parte de la presunción de una ignorancia sustancial por parte de la sociedad de elementos diferenciadores entre el bien y el mal políticos. Una variante, en suma, sectorizada y a destiempo, del despotismo ilustrado.

En el caso del terrorismo que está padeciendo nuestro país, a la falacia de la tesis desinformativa cabría sumar las peculiaridades de un terrorismo aplicado sobre una democracia frágil -como todas las democracias-, pero además reciente y en proceso aún de consolidación. En casos como el de nuestra transición política y el terrorismo aplicado sobre ella, la información más amplia posible, siempre y cuando no entorpezca la tarea de los servicios de seguridad, puede ser un elemento de desdramatización de los sucesos y de comprensión política para los ciudadanos.

Las genuinas razones de las dos ramas de ETA para continuar su acción terrorista pese al emplazamiento del día 25 para el referéndum autonómico, la teoría estratégica de los GRAPO y sus sospechadas conexiones o infiltraciones, la ayuda o desasistencia de las centrales de información occidentales sobre el terrorismo en España, la eficacia o la descoordinación entre los diferentes servicios de seguridad estatal de este país, son temas de los que nunca se escribiría demasiado siempre que quede a salvo la parcela de información útil a los propios terroristas.

Ahora mismo la cuasi desarticulación de la plana mayor de los GRAPO -por la que debe ser felicitada la Brigada Operativa del señor Ballesteros- no debiera quedar en la mera nota informativa oficial o en las pesquisas trabajadas desde las redacciones de los periódicos. Las entradas o salidas de tantos miembros de los GRAPO de las cárceles, las inminentes capturas de su «cerebro» Sánchez Casas, frustradas presuntamente por indiscreciones de los propios servicios de seguridad; el papel que desempeña en esta sorda y amarga batalla el Servicio de Inteligencia de la Defensa (sección de Interior), y el análisis judicial y policial de la ideología y propósitos últimos de los GRAPO serían muy útiles para entender la trama de araña urdida por un sector del terrorismo en tomo a una democracia, como la española, que parece ser uno de los primeros objetivos de los profesionales internacionales de la desestabilización política.

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