El sector Zaccagnini de la DC italiana no excluye un Gobierno con el PCI

El grupo político de Benigno Zaccagnini, secretario general de la Democracia Cristiana, no excluye la posibilidad de un Gobierno con los comunistas. Esta ha sido la mayor novedad del minicongreso que acaba de celebrarse en Roma, en vísperas del XIV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana, que se celebrará en enero.En los salones de la Domus Manae, de Roma, se han reunido durante tres días todos los llamados «amigos de Zaccagnini». Como es sabido, el actual secretario del partido de mayoría relativa, el carismático Zac, no se presentará al próximo congreso como secretario, pero está dispuesto a seguir dando batalla para que el partido no pierda la tensión moral e ideal que le había imprimido Aldo Moro, del cual Zaccagnini se siente el continuador histórico.

Lo cierto es que detrás de Zaccagnini están desfilando más fuerzas de lo que se podía imaginar, sobre todo después de formular su propósito de no seguir en la cresta del poder del partido. Después de la reunión de los días pasados, los observadores afirman que el grupo Zaccagnini, al que se han unido Andreotti y una buena parte de los aloroteos, más todas las fuerzas de izquierdas del partido democristiano, podría obtener en el congreso la mayoría absoluta.

Lo más importante es que todos los exponentes de mayor prestigio de este grupo han demostrado la decisión de recoger la herencia de Moro.

Piensan, en efecto, los amigos del actual secretario democristiano que la gravedad de la crisis italiana (y en esto se han mostrado plenamente de acuerdo con Berlinguer, secretario general del Partido Comunista) exige un paso hacia adelante en la estrategia que estaba siguiendo Moro cuando fue asesinado: una tercera fase en la cual los comunistas pudieran participar directamente en el Gobierno, después de haber aclarado todas las preocupaciones de índole internacional.

Es verdad que no todos los amigos de Zaccagnini se muestran igualmente de acuerdo por lo que se refiere a la fecha concreta en la cual los comunistas deberían empezar a participar directamente en el Gobierno y que algunos de los mayores exponentes de la DC preferirían seguir el diálogo con los comunistas, pero teniéndoles al baño maría.