Egipto evitará un compromiso firme con los palestimos

Egipto seguirá protestando contra las colonias israelíes en los territorios ocupados por Israel, y reafirmará periódicamente su apoyo a la causa palestina, pero evitará adoptar posiciones irreversibles en favor de los palestinos durante los próximos dos años, con el fin de no comprometer la retirada israelí en el Sinaí. Esto es lo que afirmaron a EL PAÍS varios diplomáticos occidentales acreditados en El Cairo.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio se felicitan estos días de que Yasser Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), haya decidido desencadenar una ofensiva diplomática «como le había aconsejado el presidente Anuar El Sadat, en un mensaje personal transmitido por el líder negro norteamericano, reverendo Jesse Jackson».La respuesta de Arafat no ha sido totalmente satisfactoria para Egipto. Aunque anunciaba la negativa de la OLP a interrumpir sus operaciones militares contra «el enemigo sionista», el tono cortés de la carta dirigida a Sadat por el líder palestino reflejaría, al menos aparentemente, el deseo de Arafat de dejar una puerta abierta a la reanudación del diálogo con Egipto.

Por otra parte, la prensa egipcia ha concedido especial relevancia a las declaraciones del ministro de Defensa de Arabia, el emir Ben Abdel Azziz, a un semanario libanés, en las que se habla de un eventual reconocimiento de Israel por el Estado saudí, «cuando Israel haya renunciado a sus agresiones y haya reconocido los derechos del pueblo palestino».

En El Cairo es considerada esta toma de postura saudí como «una derrota del Frente Arabe de la Firmeza, y un triunfo de la política de paz de Egipto».

Sin embargo, en los medios diplomáticos occidentales en El Cairo, hacen constar la existencia de un cierto malestar entre los dirigentes egipcios «que va a reforzarse», debido, por un lado a la mala marcha de las negociaciones con Israel, sobre la autonomía de los territorios ocupados, y, por otro, al temor de un endurecimiento de la política israelí, provocado, paradójicamente, por la debilidad del Gobierno que preside Menahem Begin.

Según los medios diplomáticos occidentales Sadat cumplirá escrupulosamente las cláusulas del tratado de Camp David, «pero una vez recuperada la totalidad del Sinaí, de aquí a dentro de dos años, las reglas del juego cambiarán».