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La revolución no es el "gran día"

De la resolución política aprobada por el PSOE en su Congreso Extraordinario sólo se conocen públicamente los aspectos más sobresalientes o que más inciden en la polémica de los últimos meses. Sin embargo, dicho texto es muy extenso y hemos entresacado del mismo algunos párrafos no exentos de interés.«El avance hacia el socialismo exige unas condiciones políticas que lo hagan posible: condiciones institucionales y condiciones sociales. La "revolución de la mayoría", de la que hablaba Engels, implica, pues, una política de masas, una política en la que los socialistas, como fuerza mayoritaria de los trabajadores y del pueblo, hemos de impulsar la coagulación de un amplio y mayoritario bloque social contra la dominación capitalista, rechazando el vanguardismo y el sectarismo, impulsando la unidad social de una amplia mayoría. La revolución no es el "gran día", sino el proceso permanente y conflictivo para generar el cambio de sociedad.»

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«Este proceso de cambios, sean radicales o graduales, de la sociedad y del Estado, pone de forma permanente sobre la mesa el tema del poder burgués. Y, por tanto, la cuestión de valorar nuestros objetivos tácticos en función de la relación de fuerzas. Para alcanzar el poder es preciso contar con el apoyo y la participación de una nueva mayoría en una revolución lenta de la sociedad, dirigida en tres direcciones: en el terreno político-institucional (reforzando, ampliando y profundizando la democracia y las libertades), en el terreno económico (ampliando el área de participación y decisión colectiva en los centros de poder económico) y en el campo de la sociedad civil (creando nuevas formas de organización cultural de la sociedad, impulsando la hegemonía social de los trabajadores y del pueblo).»

Socialismo o barbarie

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«El capitalismo sigue siendo un sistema basado en la opresión y la explotación del hombre por el hombre, en la insolidaridad y la injusticia, en la primacía de los intereses individuales sobre los colectivos. Por ello, y en conjunción con las actuaciones en el terreno económico o político, hoy más que nunca se impone una constante lucha ideológica para desmontar las afirmaciones sobre la pretendida racionalidad del sistema y sobre su supuesta capacidad para asegurar el perpetuo progreso material y cultural de los pueblos. »

«La actual situación demuestra, una vez más, la profunda irracionalidad de un sistema incapaz de evitar profundas y sobrecogedoras crisis que periódicamente condenan a amplios sectores de la población al paro y a la miseria. Ciertamente, el capitalismo fue capaz, en el pasado, de superar esas crisis, pero a costa de sacrificios inaceptables. Ante una nueva situación de crisis como la presente, la alternativa entre socialismo y barbarie recobra de nuevo plena actualidad.»

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