El Papa, en Irlanda
«El papa Juan Pablo II, despertando con su viaje un resurgir del fervor religioso, condenó inequívocamente la violencia de los hombres y desafió a la vez a los gobiernos británico e irlandés para que resolviesen sus errores y disputas. (...)Sus palabras pueden parecer simples lugares comunes. Pero, dichas en estos momentos, tienen mucha importancia. El próximo asesinato en la frontera, o en las calles de Belfast tendrá mucho más relieve que antes. (...)
Si hubo ambivalencia, ya no la hay actualmente. (...)»
1 de octubre
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