Washington denuncia una ofensiva vietnamita en Camboya
El anuncio del Departamento de Estado norteamericano de que había comenzado en Camboya una «importante ofensiva vietnamita» contra las fuerzas jmers rojas no ha tenido todavía ninguna respuesta oficial en Hanoi.Los observadores políticos en la capital vietnamita recibieron la noticia estadounidense sin sorpresa, aunque resulta evidente que hay grandes temores en cuanto a las posibles consecuencias.
Desde hace dos meses las informaciones recogidas, tanto en Pnom Penh como en Hanoi, apuntan hacia una reanudación de las operaciones de «limpieza de los restos del ejército de Pol Pot», nada más terminada la temporada de las lluvias. Sin embargo, en ambas capitales insisten en el carácter local de la operación, presentada en todo momento como una medida de «pacificación», y no como «ofensiva».
A no ser que reclamen para sí el derecho de «persecución» de los rebeldes Jmers rojos hasta sus santuarios tailandeses, las fuerzas aliadas del régimen de Heng Samrin saben que no pueden eliminar para siempre la amenaza de los guerrilleros de Pol Pot, el antiguo primer ministro expulsado de Pnom Penh el pasado enero.
Pero como en varias ocasiones afirmaron su voluntad de no extender el conflicto a territorio tailandés, cabe pensar que su verdadero objetivo no es la exterminación de los jmers rojos, sino simplemente la limpieza de algunas bases poco importantes instaladas en los Cardamomes y, sobre todo, la creación de una barrera infranqueable a lo largo de la frontera camboyano-tailandesa.
Sea cual fuere el carácter de la operación militar que se inició el pasado martes en Camboya, las amenazas para los otros países de la región e incluso para zonas más alejadas pueden ser graves.
La nación más afectada es Tailandia, país que no sólo puede temer un posible desbordamiento de la acción bélica, sino también la masiva afluencia de soldados jmers rojos en retirada y de civiles camboyanos que huyen de su país. Desde hace varios días, la prensa oficial de Pnom Penh y de Hanoi publica comentarios en los que unas veces lanza serias advertencias al vecino país, y en otras ocasiones intenta tranquilizar a Bangkok.
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