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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Participación ¿para cuándo?

Francisca Sauquillo

Abogada, concurrió a las elecciones municipales como candidata de la ORTCuatro meses han transcurrido ya desde que el voto popular diera forma a los nuevos ayuntamientos. Cuatro meses que han puesto a prueba la diferencia existente entre lo que dijeron y lo que están haciendo aquellos partidos, que en época de elecciones prometieron el oro y el moro. Contaban, eso sí, con que la derecha, aupada en el machito del poder central, no negaría los recursos económicos imprescindibles para una ciudad como Madrid (presupuestos para la Gerencia Municipal de Urbanismo, ayudas económicas, etcétera).

Con los resultados electorales se abría ante el pueblo la esperanza de un Ayuntamiento nuevo, transparente, democrático y participativo; todo esto hay que salvarlo y no dejarse llevar por actuaciones de los que, desde un poder central, intentan hacer fracasar a la izquierda en los ayuntamientos o enfrascarse en discusiones bizantinas de las que únicamente puede deducirse una pugna por la presidencia de las juntas.

Esos 120 días son suficientes para convertir las buenas intenciones en algo más que simples enunciados electorales. A la izquierda representada hoy en el Ayuntamiento de Madrid -léase PSOE, PCE- se le exigía urgencia en la solución de muchos de los problemas pendientes -que no de todos en la medida en que pudiese disponer de los recursos necesarios; y, sobre todo, imaginación y decisión política para abrir de par en par los ayuntamientos y darle pleno sentido a la fórmula de participación popular en el municipio.

Compañeros del PSOE-PCE por lo mucho que en los ayuntamientos democráticos nos jugamosla izquierda y todo el pueblo, quiero expresaros mi preocupación por lo que está ocurriendo.

Al elegir sus representantes políticos para los ayuntamientos, el pueblo no pensaba tan sólo en delegar su voto, sino en abrir cauces más amplios a la participación ciudadana. Y por si quedara alguna duda, en estos meses han sido muchas las demostraciones de este deseo popular. En nuestra provincia, numerosos municipios han abierto sus permanentes y plenos a la participación de los vecinos. Getafe, Aranjuez, Coslada, San Fernando han celebrado reuniones informativas en polideportivos y locales expresamente ampliados para la circunstancia.

Las comisiones mixtas vecinos-ayuntamientos son práctica común en Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Aranjuez, Villalba, por citar sólo algunas, donde también tienen cabida partidos y sindicatos.

Hoy ya algunos ayuntamientos preparan sus cartas municipales en un intento de anticiparse a la nueva ley de Régimen Local e influir con su aplicación práctica el contenido de dicha ley, buscando la plasmación de los principios de autonomía, democracia y participación, mil y una vez formulados en plenas elecciones.

Y en Madrid, ¿cuándo?

Algo debe pasar por estas latitudes cuando a las fechas en que estamos, y a pesar de las promesas, el Ayuntamiento de Madrid todavía no se ha dotado de la necesaria estructura de participación.En la actualidad, para los madrileños, Ayuntamiento de participación no puede significar que siga habiendo permanentes a puerta cerrada, y plenos sin demasiada sustancia, como los de antes. Ruedas de prensa para la galería y una lánguida y discrecional vida en los distritos -dependiendo siempre de la buena o mala voluntad de los compañeros concejales-, con algunas excepciones.

A mi juicio, lo que está ocurriendo tiene que ver bastante con la falta de imaginación y decisión política de la izquierda municipal, autolimitada para llevar a cabo las transformaciones que en materia de participación popular se le reclaman.

A qué, si no, tanto énfasis en si deben ser tres concejales y cuatro vecinos los que configuren las juntas de distrito. O, por el contrario, si deben ser cuatro los concejales y tres los vecinos. Tanto nos da, que nos da lo mismo.

La composición de las juntas debe responder a una proporcionalidad que corrija las arbitrariedades cometidas por el sistema D'Hont y que ha marginado a importantes fuerzas políticas de su presencia en el Ayuntamiento.

Siete eran los señores consejeros que la ley Especial para Madrid, ¡de 1963!, preveía para los. distritos. Y siete son también hoy los puestos en litigio. De entonces acá, poco hemos avanzado. Si acaso, la conciencia de que los consejeros deben ser elegidos por sufragio universal entre los vecinos del distrito, y en un número que les permita hacer frente a todos los problemas que se planteen. (Así han debido de entenderlo en el Ayuntamiento de Barcelona, puesto que el número de consejeros de los distritos es de quince.)

No hay, pues, ninguna justificación para seguir dando largas a la constitución de las juntas.

Aceptar la provisionalidad de las juntas supone para quien, como muchos, tenemos una gran confianza depositada en el futuro del movimiento ciudadano, distorsionar la imagen de la auténtica participación. Por esa razón, las asambleas o consejos de distrito deben ser el siguiente paso inmediato para consolidar la participación de las entidades ciudadanas, sindicatos y demás fuerzas políticas con presencia reconocida en la zona, que hoy ya sólo esperan de la iniciativa política del concejal presidente de distrito para constituirlas.

No se completará el cuadro participativo sin las comisiones mixtas de trabajo que abonden los diversos problemas de vivienda, urbanismo, educación, sanidad, cultura, festejos, etcétera. Póngase estos mecanismos en marcha, que ya los vecinos se encargarán de rellenarlos con sus consejos de barrio, informando de los problemas y exigiendo cuando haga falta.

Estas decisiones no admiten demora, si lo que se pretende es el buen gobierno de nuestra ciudad. El PSOE y el PCE tienen en sus manos cambiar muchas cosas en el Ayuntamiento madrileño, pero difícilmente podrán hacerlo si desde un primer momento no cuentan con los vecinos y siguen parapetándose en las dificultades encontradas en su gestión con UCD.

La derecha está muy interesada en que la experiencia municipal madrileña fracase, y con ello que la confianza de cientos de miles de trabajadores se vaya al garete. Ya en los últimos días ha habido claras demostraciones de cómo se puede poner entre la espada y la pared a la izquierda, incluso utilizando recursos de movilización de masas. ¿Hacen falta más demostraciones?

Muchas van a ser las ocasiones en que la izquierda municipal tendrá que echar mano de todos sus recursos para desbloquear situaciones como la que actualmente se debate en el Ayuntamiento, y que en los próximos meses supondrán importantes batallas contra los grandes monopolios comerciales, inmobiliarios, urbanísticos (Plan Equipamientos Comerciales, autopistas, revisión Plan General de Madrid, etcétera), contra las restricciones a los derechos democráticos que intente, desde el Gobierno, imponer UCD.

Hemos de esperar que las expectativas que en su momento creó el acuerdo municipal de izquierdas no sean defraudadas. Y que tanto el PSOE como el PCE asuman consecuentemente los compromisos que un día, no muy lejano, adquirieron públicamente ante los madrileños. De esta manera no se le hará el juego a los intereses del capital monopolista de nuestra ciudad.

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