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En venta en Irán las pertenencias de los fusilados

Las pertenencias de los iraníes ejecutados desde el derrocamiento del sha están a la venta en Teherán. Todo, desde suntuosas alfombras persas hasta el calzado de los caídos ante un pelotón de fusilamiento.Mientras se sigue fusilando a gente acusada por las autoridades islámicas, como «los corrompidos de la tierra», los compradores hurgan en los almacenes en busca de recuerdos y gangas entre las cosas dejadas por los partidarios de la monarquía.

Los zapatos pueden ser comprados en un pequeño chalé, donde un letrero, escrito a toda prisa sobre la puerta, dice: «En nombre del Altísimo (Alá), venta de prendas viejas en beneficio de la fundación de los pobres.»

Los que tienen dinero pueden comprar alfombras, muebles, arañas, cuadros y antigüedades, expuestos en la antigua feria comercial de Teherán.

Los organizadores dicen que recaudaron diez millones de rials (prácticamente el mismo importe en pesetas) desde ayer, primer día de esta macabra almoneda. Se espera que la venta continúe varias semanas.

Ninguno de los objetos a la venta pertenecieron al sha, expulsado en la revolución de febrero. Proceden en su mayor parte de las casas de sus seguidores ejecutados, como el ex primer ministro Amir Abbas Hoveyda, el ex jefe de la Savak, o policía secreta, general Nematollali Nassir, y el judío multimillonario Habib Elghanian.

La colección de pipas de Hoveyda y su famoso bastón van a ser subastados. Jóvenes guardias armados apostados a la puerta de los almacenes llenos de objetos valiosos aseguran haber detenido al ex primer ministro o haber formado parte del pelotón que lo ejecutó.

Se ve a viejas cubiertas con chadors (velos) negros buscando en pilas de ropa interior de mujer, que los tribunales revolucionarios islámicos confiscaron al sentenciar a los seguidores de la monarquía.

No todos estos objetos pertenecieron a gente ejecutada. Parte procede de las casas de los que consiguieron huir del país o fueron encarcelados.

Una ama de casa que salió de allí con un mantel dijo que nunca compraría ropas en tal sitio, porque «pertenecen a gente muerta y eso trae mala suerte», explicó.

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