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Reportaje:

Se incrementa en España el número de excavaciones arqueológicas

Este verano se han descubierto importantes yacimientos

Trescientas misiones arqueológicas trabajaron este verano subvencionadas por la Dirección General del Patrimonio Histórico-Artístico, además de las que funcionaron a nivel provincial con la financiación de diversas corporaciones o museos locales. Cada una de ellas integrada, por regla general, por dos o tres arqueólogos y cinco o seis estudiantes, que dedican las vacaciones a completar la formación teórica de la universidad con la experiencia adquirida sobre el terreno.En Madrid, por ejemplo, el Ayuntamiento organiza anualmente dos o tres misiones a través del Instituto Arqueológico Municipal. Este año se hicieron excavaciones en Perales del Río, donde se localizaron los restos de un lugar de habitación visigótico, y en una necrópolis, también visigótica, próxima a la carretera de San Martín de la Vega.

Diversos descubrimientos que se han producido estos meses pasados en la cuenca del Manzanares han confirmado la existencia de la Edad del Bronce en la meseta, hipótesis que algunos investigadores ponían en duda. Dicha confirmación es, desde el punto de vista científico, uno de los resultados más significativos de las últimas exploraciones arqueológicas.

No todas las misiones son prácticas de verano. Hay lugares, como Numancia, Segóbriga o Mérida, en los que se excava constantemente, al tiempo que se hace una labor de conservación y de restauración. Otras misiones duran cuatro o cinco años. Y, por último, están las excavaciones de urgencia sobre terrenos donde se va a construir una urbanización o una carretera y que se saben ricos en yacimientos arqueológicos.

Cuenca, famosa por el encantamiento de sus piedras, fue una de las zonas más concurridas este verano por los equipos de investigación arqueológica. De los quinientos puntos de interés que tiene la provincia, entre los que se cuentan las ciudades iberorromanas de Valeria, Segóbriga y Ercavica, se seleccionaron los veinte más importantes, y en ellos trabajaron equipos de distintas universidades españolas y del Museo de Cuenca. El haber sido paso obligado para las culturas que poblaron la Península y refugio de ciertos pueblos de los que sólo se conserva el nombre hace que los yacimientos arqueológicos de esta provincia abarquen una amplia serie cronológica: desde el paleolítico superior a la época árabe, y ofrezcan un rico muestrario de hallazgos.

El descubrimiento de lo que parecían los restos de una ciudad fenicia, realizado por un equipo de trabajo de la Universidad Autónoma de Madrid en el término gaditano de El Puerto de Santa María, fue otro de los acontecimientos arqueológicos del verano. La trascendencia de este descubrimiento reside en que puede confirmar la antigüedad de las primeras colonizaciones de Cádiz.

Otro hallazgo notable es el de lo que posiblemente constituye el primer asentamiento indoeuropeo del valle del Ebro, en el término de El Redal, a unos veinte kilómetros de Logroño. En dicho yacimiento se encontraron unos 2.000 fragmentos de cerámicas, que permiten reconstruir los gustos y costumbres de las culturas allí establecidas, toda una secuencia arqueológica, ya que son visibles restos que datan de unos ochocientos años antes de Cristo, junto a otros, románicos, de los siglos IV y V de nuestra era.

Cerca de la capital riojana se desenterraron tres dólmenes de grandes dimensiones, de una antigüedad aproximada de 4.000 años, y también en esa región, en el llamado Cerro de Sorbán, en las afueras de Calahorra, salieron a la luz los restos de cuatro poblados superpuestos de la Edad del Hierro.

Otro poblado, posiblemente de la Edad del Bronce, fue descubierto en Badajoz, precisamente bajo los jardines del Hospital Militar de la ciudad, y, en Zamora, un yacimiento prehistórico del año 2.000 antes de Cristo. Los restos de una quinta romana del siglo I aparecieron en el transcurso de las excavaciones que llevaba a cabo un grupo dirigido por el profesor Regueras, de la Universidad de Valladolid, en la margen derecha del río Orbigo, a su paso por la localidad zamorana de Santa Cristina de la Polvorosa.

En la bahía de Mallorca tuvo lugar, en pleno mes de agosto, la espectacular recuperación de una nave de los tiempos de la conquista romana -año 1256 ó 100 antes de Cristo- por un equipo de rescate submarino dirigido por el profesor Damián Cerdá.

En contraste con esta positiva actividad, destaca la denuncia que hizo recientemente la arqueóloga Inés Duc del expolio que sufre el yacimiento de Zonzamas, situado en la isla de Lanzarote, el único de la época prehispánica que existe en el archipiélago canario, por parte de los desaprensivos visitantes, tanto extranjeros como del país.

Creciente ritmo de excavaciones

La proliferación de hallazgos arqueológicos que se ha registrado en los últimos meses hace pensar en una especie de revitalización de la arqueología, ciencia bastante arrinconada y polvorienta, o en la revelación a la luz pública de una labor oscura y callada que se venía realizando desde hace tiempo.«En los últimos cinco o seis años se ha publicado el ritmo de las excavaciones arqueológicas», afirma el señor Fernández Miranda, subdirector general de Arqueología y profesor en la universidad, de dicha materia. «Primero, por que hay más licenciados específicos en esa especialidad, que antes, como tal, no existía, y, además, porque la tendencia es conceder el máximo número posible de subvenciones para llevar a cabo tales investigaciones.»

En este sentido, la política de subvenciones ha dado un cambio favorable. Hasta ahora, su asignación dependía del criterio personal del director general de Arqueología, pero el pasado mes de julio se constituyó la Junta Superior de Excavaciones y Exploraciones Arqueológicas, una vieja institución de la República, que será a partir de ahora quien realice esa función.

En cuanto al aprovechamiento de los nuevos descubrimientos y su aplicación al enriquecimiento, tanto de la historia como de la ciencia, señala el señor Fernández Miranda: «Todas las piezas pasan a formar parte de los museos provinciales del lugar donde se encuentran y forman colecciones de carácter científico, a veces no tan atractivas como ciertos hallazgos extraordinarios y casuales, pero más interesantes para el investigador por los datos que aportan sobre series cronológicas completas.»

A nivel europeo

El suelo de la Península es un campo minado de historia. Basta el más leve movimiento de tierras para que aparezcan todo tipo de vestigios del pasado. Muestras de arte cuaternario en la cornisa cantábrica, restos de las múltiples culturas que se asentaron en la cuenca mediterránea... En términos arqueológicos, un lugar es importante por lo que se ha investigado y descubierto allí. Pero quedan extensas áreas sin explorar que pueden encerrar una respuesta definitiva, un dato fundamental para la reconstrucción del pasado. En todo caso, ¿se puede decir que la arqueología española, como ciencia, está a la altura de los extraordinarios fondos de los que dispone?«La arqueología española no tiene la capacidad de investigación que poseen otros países europeos, pero ocupa un puesto de relativa importancia en el conjunto internacional», responde el señor Fernández Miranda. «Los arqueólogos españoles están presentes en los encuentros científicos mundiales, y aquí también se organizan certámenes de este tipo, como el simposio que se va a celebrar con ocasión del centenario de las cuevas de Altamira, al que asistirán las personalidades de mayor prestigio en el mundo de la arqueología o de la prehistoria.»

«Por otra parte, hoy, en España, trabajan muchas misiones extranjeras, a veces en régimen de colaboración con universidades o entidades españolas. Por ejemplo, en Asturias existe un plan de cooperación entre la Universidad de Oviedo y la de Nuevo México; en Menorca, entre la Universidad de Oxford y la de Madrid y, en Soria, entre el Museo Arqueológico Nacional y la Academia Británica. Todos los años vienen misiones norteamericanas, alemanas y francesas. Ello permite un intercambio muy interesante, sobre todo para los estudiantes, que así tienen acceso a otras fuentes de conocimiento.»

«En cuanto a los métodos de trabajo en la excavación, actualmente los sistemas están homologados y las cosas se hacen aquí tan bien como en el resto de Europa. Sin embargo, se puede decir que estamos en la prehistoria de la tecnología en lo que se refiere a la aplicación de ciertas técnicas auxiliares, para las que hay que acudir a los laboratorios extranjeros. Las prospecciones geofísicas están todavía empezando, y sobre prospecciones aéreas sólo existe un programa, de momento, de difícil realización.»

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