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Un cero el primer día

«( ... ) Mientras que los padres que confian la educación básica, y gratuita, de sus hijos a los centros públicos se han encontrado con ue en muchos de ellos no sólo no empezaban a dar clase, como es lógico, los maestros que faltan, sino tampoco los maestros que están. La escuela queda ocupada por maestros y, según dicen, también por padres dispuestos por lo visto a prolongar el paro hasta que el ministerio ceda. ¿Pero no dicen también que la disposición ministerial fijando aumentos de plazas lleva muchos meses publicada? ( ... )Es triste la situación de los padres e hijos que confian en la enseñanza pública y gratuita. Ha sido tradicional en este país sacrificarse los padres empleando parte de sus ingresos en "dar una buena educación a los hijos". ¿No será por eso por lo que el porcentaje de enseñanza privada, y cobrada directamente, es aquí mayor que en otros sitios? Es un sacrificio sin duda, pero el mal ejemplo del sector público, en todos los escalones, y con las sin duda abundantes y dignísimas excepciones que hay, parece justificar. ( ... )»

, 18 de septiembre

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