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El FMI pronostica una recesión mundial dura y larga

La subida de los precios del petróleo es citada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) corno la causa principal de las sombrías perspectivas que presenta la economía mundial durante el próximo año, así como del descenso en la tasa de crecimiento que experimentarán los países industrializados.En su «informe anual», hecho público el domingo, el FMI pronostica «severas tensiones» en la economía mundial, que atravesará por un período de inflación creciente, infrautilización de recursos, escaso ritmo en la actividad económica, descenso en el crecimiento de los países industrializados, principalmente como resultado de los efectos inflacionarios y deflacionarios combinados que crea la situación energética.

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Las veinticuatro naciones agrupadas en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sufrirán una depresión superior a la prevista en su crecimiento, indica el informe del FMI. Mientras que al principio del presente año se estimaba que la tasa de crecimiento del 4% registrada en los dos años anteriores se mantendría o descendería ligeramente, ahora parece claro que este descenso será mucho más profundo de lo esperado.

El informe anual del Fondo Monetario Internacional no da cifras concretas sobre las expectativas de crecimiento económico en los países industrializados, pero en medios del organismo internacional se aventuraba un 2,75% de crecimiento para este año, y menos, quizá sólo un 2%, para el año que viene. Estos porcentajes coinciden con las estimaciones de la OCDE, después del alza de los precios del crudo producida en junio de este año.

Desde 1978, los precios del petróleo han aumentado un 60%, hasta llegar a una media de 20,50 dólares por barril, lo que supone un coste agregado de 75.000 millones de dólares, a pagar por los países importadores del crudo, señala el informe del FMI. El encarecimiento del petróleo durante el presente año, además de sus efectos en la situación de los pagos internacionales, tendrá un impacto desfavorable en las tasas de inflación y en el ritmo de la actividad económica de los países importadores de petróleo.

Pero, aparte de la subida del petróleo, otro factor influirá de forma negativa en las naciones industrial izadas, añade el documento: la probable recesión que se está produciendo en Estados Unidos. El FMI señala que la trayectoria seguida por el PNB real de Norteamérica en el primer semestre de este año ha resultado muy débil, y habla abiertamente de recesión.

Los expertos del FMI manifiestan serias dudas de que la recesión en Estados Unidos (cualquiera que sea su gravedad o duración) pueda ser compensada por los demás países industriales, ya que, en general, las economías de dichos países no disfrutan de capacidad de reacción, y, debido a la inflación o a su amenaza, «no estarían en condiciones de adoptar políticas mucho más expansionistas en un esfuerzo por contrarrestar la recesión de Estados Unidos».

A su vez, el descenso del ritmo de crecimiento económico en el mundo industrializado tendrá «efectos adversos» en las naciones en vías de desarrollo, especialmente entre los no productores de petróleo. En ese grupo de países se incluyen dos quintas partes de la población existente en los 138 países miembros del FMI y la situación económica en ellos es «una importante causa de preocupación, en términos humanitarios».

Las recetas ofrecidas por el informe del FMI ante esta gris perspectivas no son nuevas. Los países con déficit en sus balanzas de pagos y altas tasas de inflación deberán concentrar sus esfuerzos en frenar la espiral salarios-precios, mientras que las naciones con balanzas de pagos saneadas deben esforzarse por aumentar su crecimiento económico, siempre hasta el punto en que no se pongan en peligro sus medidas antiinflacionarias.

El FMI reconoce en su informe el escaso éxito de sus recomendaciones de 1976 para la lucha contra la inflación, y señala que el tratamiento «gradual» recetado por el FMI se volvió en la práctica demasiado gradual, hasta el punto de que muchos países no registraron descenso alguno en su tasa de inflación.

El documento recomienda cautela a los países miembros a la hora de financiar el incremento del precio del petróleo, y advierte contra los déficit presupuestarios, alentando una política fiscal cuidadosa. El FMI sugiere una coordinación a medio plazo de las políticas económicas de los países industrializados, con vistas a suprimir nuevos desequilibrios en sus balanzas de pagos, que a su vez alterarían los mercados monetarios mundiales.

España es citada en el informe como el país, de los que han adoptado programas de estabilización apoyados por el FMI, que ha obtenido el éxito más claro en el sector externo.

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