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Reportaje:

Nuevos acuartelamientos del Ejército cambiarán la vida de tres pueblos vallisoletanos

El Consejo de Ministros dio su aprobación a este proyecto en abril de este año y la correspondiente orden ministerial permaneció hasta el 30 de julio en la oscuridad de las carpetas ministeriales. Es en esta última fecha cuando el Boletín Oficial del Estado hace pública la orden administrativa: «Se declara la urgente necesidad para la defensa y urgente ocupación, por expropiación forzosa, para la ubicación de los nuevos acuartelamientos de Cabezón de Pisuerga (Valladolid), y para los campos de tiro e instrucción de los mismos, de los terrenos, con una superficie de 33.545.371 metros cuadrados, que a continuación se relacionan.» Y sigue la lista completa de los propietarios con las parcelas incluidas en el expediente de expropiación: 2.353 hectáreas del término de Cabezón, 582 en Castronuevo y 418 en Renedo de Esgueva.Enfrascados en las duras faenas de la recolección cerealista, los agricultores de los tres pueblos afectados no empezaron a enterarse de lo que se les venía encima hasta después de las fiestas de la Virgen y San Roque. «Nos echan», se decían. «Si esto se lleva a efecto, tendremos que abandonar lo que ha sido nuestro medio de vida desde siempre.» Pronto la sorpresa dio paso a la indignación: «No podemos consentir que se nos invada de esta forma. Somos gente pacífica, respetamos al Ejército, pero vamos a oponemos con todos los medios a nuestro alcance a una decisión que supone la muerte de todo lo que ha sido esencial en nuestro pueblo durante siglos» , declaró a EL PAÍS el alcalde socialista de Cabezón de Pisuerga, Antonio Torres.

El alcalde: "Todo va a cambiar"

Para Cabezón, sobre todo, el proyecto del Ministerio de Defensa puede suponer una transformación total. Las tierras expropiadas en su término municipal suponen las dos terceras partes de la superficie cultivable del pueblo. «Y son las mejores; de esas tierras sale el 90% de nuestra producción cerealista», puntualiza un concejal de Coalición Democrática.

El alcalde tiene mucho interés en aclarar que el drama no será sólo para los agricultores. «Todo el vecindario va a ser afectado en sus costumbres y su forma de vida por la proximidad de un contingente elevado de tropas. Este es un pueblo tranquilo, muy próximo a Valladolid, de cuyas bodegas y riveras disfrutan todos los que nos visitan. Todo eso habría de cambiar forzosamente. Cabezón tendría que dejar de ser lo que es. Y no hablemos de los peligros derivados de los campos de tiro e instrucción. Prácticamente no podríamos ni transitar por los pocos campos que nos dejen. Nos tendríamos que ir todos del pueblo, y no estamos dispuestos a ello.»

Esta es la tercera expropiación militar en la zona. Ya existe, en las cercanías de Cabezón, una fábrica nacional rodeada de unos terrenos de protección. «Cuando nos expropiaron la segunda vez ya teníamos que haber protestado», señala un miembro de la Cámara Agraria de Cabezón, «pues no se han cumplido los fines para los que si hizo. Dijeron entonces que iban a ampliar la fábrica de armas, para convertirla en una de las más importantes de Europa, pero luego aquel proyecto, porque faltó el dinero americano o por lo que fuera, no se hizo, y ahora vemos cómo las tierras que nos expropiaron están siendo cultivadas al otro lado de la alambrada, sin que sepamos por quién.»

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Cerca de Renedo de Esgueva hay también un terreno militar: un campo de tiro. «En Renedo», dice el presidente de la Cámara de esta localidad, «ya tenemos experiencia sobre lo que supone un campo de tiro. Como la tienen en Castronuevo, donde cayó un proyectil en pleno casco urbano. Gracias a Dios, no estalló. »

En un telegrama que han firmado numerosos agricultores de los tres pueblos, dirigido al ministro de Defensa, se califica de «falta de visión» intentar implantar un campo de tiro para armamento moderno en la proximidad de Valladolid y de núcleos de expansión como Renedo, Castronuevo y Cabezón. Y en el mismo telegrama consideran «increíble despilfarro» dedicar a cuarteles tierras de labor en un país casi desertizado.

Vender, a ningún precio

Los labradores insisten en que no venderían las tierras afectadas a ningún precio: «No queremos dinero. Nuestra vida son las tierras», ha dicho el alcalde de Castronuevo, Mariano García: «Si el interés nacional exige la expropiación, que nos den tierras iguales a las nuestras en otra parte.»

Pero el alcalde de Cabezón, que no es agricultor, no está de acuerdo: «Estoy en contra de la expropiación, y mucho más de una negociación de venta, y me parece aberrante aceptar el cambio de unas tierras por otras. No es sólo un problema económico lo que está en juego, sino algo mucho más importante: es de nuestra existencia como pueblo de lo que se está hablando.» Estas palabras fueron dichas en el transcurso de la reunión plenaria en el Ayuntamiento. Y fueron suscritas por toda la Corporación municipal de Cabezón -cuatro socialistas, dos centristas, dos concejales de CD y uno comunista- unánimemente. El concejal de CD, Santiago Martínez, remató: «Si nos despojan, el pueblo desaparecerá mañana. » Víctor Coloma, de UCD, fue aún más gráfico: «El proyecto supone convertir nuestro pueblo en un polvorín. »

Se habló en el pleno de la incidencia del proyecto sobre las fábricas próximas, ENDASA y NICAS, sobre otras industrias más modestas instaladas en el término, sobre el proyecto de oleoducto Bilbao-Valladolid, cuyo tramo final deberá cruzar por Cabezón. Se aprobó la propuesta socialista de convocar a todos los vecinos a una .asamblea general para recoger su sentir y fortalecer la postura de oposición qué mantiene el Ayuntamiento. Y se decidió enviar un telegrama de protesta al ministro de Defensa y un escrito al gobernador civil de la provincia solicitando oficialmente su mediación ante los altos poderes del Estado para que fuera reconsiderado el proyecto. Los concejales socialistas estaban muy prudentes: «Haciendo constar siempre que nosotros no tenemos nada contra el Ejército, que quede claro esto.»

Declaraciones del gobernador civil

El gobernador, Román Ledesma Rodríguez, se ha encontrado con el mayúsculo asunto: «Es criterio del Ministerio de Defensa», ha declarado «ir sacando los cuarteles del casco urbano de las ciudades. En Zaragoza ya se ha hecho, y en Asturias. Es una norma de carácter general. Valladolid es una ciudad de crecimiento rápido, y necesita solares para equipamiento urbano, que pueden proceder del traslado de algunos cuarteles. »

En cuanto a las alusiones que los afectados han hecho a la sorpresa con que se ha producido todo, y el sigilo con que se han llevado los trámites previos, sin consulta alguna a los interesados, el gobernador civil puntualiza: «La publicación en el BOE es el primer trámite y se ha efectuado con la mayor publicidad. Ahora hay tiempo para preparar las alegaciones que los ayuntamientos estimen convenientes. No se va a proceder mañana a la expropiación.»

Pero la expropiación y la ocupación han sido ya oficialmente declaradas como urgentes. Los agricultores no comprenden cómo se han elegido tierras de labor, buenas y prósperas, para convertirlas en cuarteles: «Que se vayan a los montes de Torozos, donde abundan los eriales», dice Teodoro Revilla, presidente de la Cámara de Cabezón. «O que amplíen los cuarteles del pinar de Antequera», añaden otros, «que, al fin y al cabo, allí sólo hay chalés para el descanso de los pudientes y no son tierras necesarias para el pan como las nuestras.»

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