Arde una manzana de casas en el centro de Málaga
Quince pequeños establecimientos, varias viviendas y algunos almacenes del centro de Málaga capital quedaron totalmente destrozados en la tarde de ayer lunes a causa de un incendio que afectó a una gran manzana comercial. Según los bomberos, este ha sido el siniestro más importante que se ha producido en muchos años en esta capital. El incendio comenzó alrededor de la 1.30 de la tarde en el interior de un establecimiento de ropa vaquera, situado en la calle de Martínez, y se extendió con enorme rapidez a los comercios inmediatos, que pronto fueron pasto de las llamas.Todas las existencias del parque municipal de bomberos de Málaga, con sus efectivos humanos y materiales, participaron en la extinción del incendio; los trabajos fueron ejecutados en condiciones muy peligrosas, dada la ubicación de las viviendas y comercios en calles estrechísimas, que impedían el normal desarrollo de la labor. No obstante, después de cinco horas, el incendio fue controlado mediante la utilización de mangueras de hasta kilómetro y medio de longuitud, ya que el acceso es dificultoso. Aunque la fachada exterior de la manzana no parece excesivamente afectada, el interior de la misma ha quedado totalmente destrozado. Los comercios de la planta baja, los almacenes del primer piso y las viviendas situadas encima fueron destruidos por las llamas. Fuentes oficiales han señalado que es imposible precisar la causa que provocó el siniestro, ya que cuando se produjo hacia cinco minutos que se habían cerrado los establecimientos comerciales. Han justificado la rápida propagación del incendio por la composición de los productos allí almacenados, en su mayoría ropa.
Pedro Aparicio, alcalde de Málaga, y los miembros de la Corporación municipal, que desde el primer momento estuvieron en el lugar del siniestro, han manifestado que todos los afectados tendrán una vivienda en el mes de septiembre dentro de la primera entrega de viviendas sociales que se realicen. Los comercios estaban asegurados.
Dado lo antiguo de los inmuebles, la mayoría de ellos estaban deshabitados y el resto ocupado por personas de avanzada edad, general mente pensionistas, que han perdido cuanto tenían, lo que ha originado escenas dramáticas. José Sánchez Ruiz, un jubilado que vivía con su esposa y una hija, manifestó que no había podido salvar absolutamente nada de su casa, ni siquiera las 7.000 pesetas que le quedaban de la pensión para terminar el mes, y que lo único que pedía era una vivienda y algo de dinero para ropa y muebles.
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