Una pérdida sensible
«Andrew Young ha perdido su puesto de embajador en las Naciones Unidas por haberse negado a hacer una rectificación pública y por haber afirmado sin tapujos que Estados Unidos se equivoca al no conceder ninguna representatividad a la OLP. Sin embargo, puede que el que más pierda en este nuevo ejemplo de la indecisión americana sea Carter.Con su franqueza, el embajador en las Naciones Unidas había acumulado los enemigos en los últimos años. No es sólo la víctima del lobby proisraelí en Estados Unidos, aunque este haya jugado un papel decisivo. Es la víctima de todos los nostálgicos de una cierta concepción del papel de Estados Unidos en el mundo, y en esta última peripecia no es más culpable que otro embajador americano que no ha sido sancionado: en tres ocasiones, el embajador americano en Viena, señor Wolf, se ha reunido con representantes de la OLP. Por lo que se sabe, hasta ahora continúa en sus funciones. Es verdad que Wolf es blanco.
Pero aunque el embajador en la ONU no se adaptaba demasiado bien a la diplomacia tradicional, era una baza de primera importancia para Carter. Su inteligencia excepcional y su poder de seducción le habían valido sólidas amistades en la ONU. Según el presidente Carter, que le había reprendido varias veces por su indisciplina, se le debía la reconciliación de Estados Unidos con unos cincuenta países. Todo eso explica que el embajador en la ONU hubiese escapado al "barrido" del Gabinete en el mes pasado. Su partida será especialmente sentida en Africa, pero puede que lo sea aún más entre los árabes, en la medida en que Young "cae" por la cuestión palestina.
La pérdida es igualmente grande en el interior. ( ... ) No bastará con que le sustituya otro negro para volver a la situación enterior. Su pasado activismo en el movimiento de derechos civiles y su larga asociación con Martin Luther King le daban un prestigio excepcional entre las minorías de color. (...)»
, 17 de agosto.
