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La condición de patrono y militante de izquierdas, poco compatible

¿Se puede ser patrono o dirigente de una empresa capitalista y, al mismo tiempo, ser de izquierdas? Acaba de aparecer un estudio en Francia que plantea la pregunta anterior. La respuesta, sin ser categórica, no se aleja demasiado del viejo postulado que, en otros tiempos, sirvió para definir a los radicales franceses como militantes políticos que tenían «el corazón en la izquierda y la cartera en la derecha». En Francia, en la actualidad, son sólo dos los patrones que se distinguen por su militancia en un partido de izquierdas, uno, y por su apoyo de elector al Partido Comunista francés, el otro.

Aunque este documento, Los patronos de izquierdas, es de actualidad porque fue publicado recientemente, no parece responder a un problema acuciante de la vida político-económica del país. El desastre de la izquierda en los comicios legislativos de marzo de 1978, más la agravación de la crisis económica, han resuelto muchos problemas de conciencia a los jefes de empresa franceses que votan por la izquierda y, paralelamente, gozan de las ventajas que les ofrece la sociedad liberal para enriquecerse, pero lo cierto es que existen y que le explican sus «cuitas» al autor del documento predicho, Philippe Vasseur.Según una estadística completa sobre esta cuestión, realizada hace ya dos años, el 12% de los jefes de empresa galos reclaman un Gobierno de izquierdas (se trata de líderes económicos de empresas que sobrepasan los 10.000 empleados), el 26% no serían hostiles a dicho Gobierno, el 40% de los patronos no piensan mal del Partido Socialista y el 8% juzgan favorablemente el Partido Comunista. Es decir, se trata de una minoría, pero de una minoría importante. Teniendo en cuenta que corresponden a la época en la que los comunistas y socialistas navegaban amorosamente en «la unión de la izquierda», no se sabe en qué medida estas cifras habrán sido afectadas por lo ocurrido después, hasta llegar a este mismo momento en el que un semanario político, para significar la «realidad» presente de la oposición, titulaba jocosamente su comentario: «Aviso de busca: se ha perdido la izquierda.»

El juez, los obreros

Una respuesta categórica a la pregunta inicial sólo la ofrece el representante máximo del capitalismo francés, es decir, François Ceyrac, el presidente de la patronal francesa: «Creeré que existe un patrono de izquierdas el día que vengan a presentármelo los obreros», afirma. Más científicamente explica: «Un patrono puede pensar diversamente, pero debe saber que entra de lleno en la incoherencia cuando profesa teorías políticas que contradicen fundamentalmente el buen funcionamiento de su empresa.» El dirigente nacional del Partido Socialista (PS), Pierre Mauroy, estima: «En fría lógica no es posible ser patrono y de izquierdas», pero matiza la definición precedente al añadir, «la opinión pública que, implícitamente, cuando dice patrono dice "de derechas", tiene razón casi siempre, pero no siempre.» Los interesados, por su parte, en teoría, consideran perfectamente compatibles su condición política y económica. En la práctica, a la hora de explicitar sus ideas sobre las panaceas tradicionales del Gobierno de izquierdas, ya no se declaran tan seguros.La libre empresa: sobre esta cuestión, la unanimidad es total entre los patronos de izquierdas, desde los que vienen del trotskysmo (que los hay) hasta el llamado «millonario rojo», Jean Baptiste Doumeng, que dice: «La libertad de emprender hay que mantenerla de manera absoluta. Se puede hacer una economía colectiva, pero con mucho tiempo. Por ahora, nada puede reemplazar la iniciativa individual.» Nacionalización del crédito, pero «un programa de nacionalizaciones es un programa de extrema derecha», dice André Essel, socialista y dirigente de la FNAC (1.800 asalariados). Sobre la autogestión, todos se manifiestan favorables «a nivel ideológico», pero no en la práctica, por ahora.

Origen social

El origen sociopolítico de estos patronos de izquierdas es heteróclito. Un dirigente de la central sindical CFDT, socialista autogestionaria, los sitúa como sigue: «Algunos de estos patronos sueñan con el socialismo por generosidad, por caridad; otros porque se rebelan contra los excesos de la sociedad liberal, otros por no renegar del ideal de su juventud.» Otro líder sindicalista, socialista, André Bergeron, estima que «hay patronos católicos que se sitúan en la izquierda porque, en nombre de su religión, se hacen una idea elevada de sus responsabilidades».Los dos patronos de izquierdas más célebres de Francia son el comunista militante ya citado, J. B. Dumeng, y el votante comunista Gilbert Trigano. El primero es, sin duda, el comunista más rico del mundo: cuarenta empresas en Francia y 20.000 millones de francos de cifra de negocios anual. El segundo es el director general del célebre Club Mediterráneo, cotizado en la Bolsa, que practica la industria de las vacaciones en el mundo entero.

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