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Situación caótica en el Instituto Nacional de Oncología

Una comisión de médicos del Instituto Nacional de Oncología, encabezada por el doctor León López de la Osa, jefe del departamento de Ginecología, ha presentado un informe al subsecretario de Sanidad, en el que se denuncian las enormes deficiencias técnicas y sanitarias en las que actualmente se encuentra el primer centro hospitalario del cáncer de nuestro país. Deficiencias producto del envejecimiento de materiales y de una falta de espacio que van, naturalmente, en perjuicio de la asistencia al enfermo. Cabe señalar que en España se producen entre las 50.000 y las 75.000 defunciones anuales por cáncer.

Varios portavoces de esta comisión han declarado a EL PAÍS que los aspectos más deficientes del Instituto son los siguientes:1. El edificio que ocupa actualmente el Instituto es parte del Hospital Clínico, por lo que tiene unos límites estructurales muy concretos y una concepción arquitectónica que no corresponde a las necesidades actuales del centro.

2. Instalación de quirófanos fuera de la ley y de las normas quirúrgicas, con peligro de que se produzcan cortocircuitos.

3. No existe un banco de sangre, fundamental en un centro hospitalario.

4. No hay un servicio de radioterapia desde hace dos o tres años. Técnica imprescindible en la terapia de tumores malignos.

5. No existe separación entre las consultas externas -desperdigadas por todo el edificio- y las unidades de internamiento.

6. En determinados servicios, como radiodiagnóstico, investigación, laboratorios y quirófanos, existen aparatos de alto coste, por lo que su importe supone muchos millones y que, por falta de espacio, o bien no han podido ser instalados o bien se encuentran en los pasillos, rellanos de escalera y salas de espera.

Además hay que añadir que existe un notable déficit de tomas eléctricas en los laboratorios, con lo que los aparatos deben funcionar alternativamente. La red de alcantarillado y suministro de agua se encuentra en un alto grado de corrosión, lo que provoca continuas inundaciones Por roturas, incluso en zonas tan peligrosas como las fuentes de radiación. No existen puntos especiales para el vertido de disolventes y productos tóxicos, incluidos los productos radiactivos.

El "Piramidón"

Se ha llegado a esta situación cuando paradójicamente existe un edificio terminado hace dos años y que fue adjudicado al Instituto Nacional de Oncología en el mes de julio de 1978. Dicho edificio iba a ser destinado para el Instituto de Ciencias Neurológicas Nicolás Achucarro, más conocido como el Piramidín, situado junto al Hospital del Rey, en la calle de Sinesio Delgado. El Ministerio de Sanidad, con buen criterio pensó que, una vez construido el Centro Ramón y Cajal, con cerca de quinientas camas para la especialidad de neurología, el Piramidín no tenía ya razón de ser, y decidió adjudicarlo al Instituto Nacional de Oncología.Sin embargo, misteriosamente, la orden de traslado no se ha producido todavía. A cambio, la Administración ha enviado técnicos para adaptar los locales del Clínico a las actuales necesidades del Instituto del Cáncer; Medida que, gráficamente expresada, supondría algo así como intentar adaptar un zapato del 36 a una persona que gaste un 43. Para esta disparatada solución se ha estimado un presupuesto mínimo en obras de reciclaje de 70.373.000 pesetas, cifra que supone una cantidad m uy superior a los costos de traslado al nuevo edificio y que cuenta con una capacidad de camas de trescientas, cerca del doble de las que se disponen en la actualidad.

La situación se complica aún más sí tenemos en cuenta que el más débil es siempre el más perjudicado; en este caso, el enfermo. Además, según estudios estadísticos, un hombre de cada tres y una mujer de cada cuatro están condenados a padecer algún tipo de tumor maligno.

¿Para qué sirve un Instituto Nacional del Cáncer? Es un centro incluido en la organización sanitaria general, y en la cima de la lucha contra el cáncer. Debe desarrollar las técnicas más modernas y eficaces dentro de la función asistencial, además de realizar una labor de investigación y enseñanza, preparando personal en técnicas diversas y realizar campañas de prevención.

Aportaciones perdidas

Por su función se le debe considerar órgano asesor y coordinador de la Administración en la lucha contra el cáncer, en su ámbito nacional e internacional.Este modelo de institución existe en unos treinta países, entre los cuales se pueden destacar: Institut Gustave Roussy (París), Sloan-Kettering (Nueva York), Royal Marsden (Londres), Instituto Nacionale de Tumori (Milán), Instituto de Oncología de la Academia de Ciencias de Moscú, etcétera.

Todos estos institutos están abiertos a las aportaciones de los ciudadanos. El Instituto Nacional de Oncología tuvo un caso de aportación privada de diez millones de pesetas por parte de un enfermo y que por falta de cauces legales y administrativos se perdió para el centro, que, lamentablemente, sólo cuenta con un presupuesto de 275 pesetas por enfermo, y que por falta de cauces ni siquiera está presupuestada, puesto que esta aparece encubierta con el epígrafe de «gastos generales».

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